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Mundo andino y fundiciones

Fuente y publicación original: Instituto de Ingenieros de Minas de Chile

Se ha demostrado la existencia de cobre en el desierto de Atacama ya desde el primer siglo antes de nuestra era. Esta característica de aparecer como una tierra exportadora de cobre no ha cambiado sustancialmente y ha evolucionado hasta llegar a ser una cualidad estructural del país.

El procesamiento del cobre en América tuvo sus comienzos en las culturas andinas del actual Perú. Ya es posible establecer el uso de objetos de cobre dos mil años antes de Cristo y, tal como en otros continentes, también tuvo lugar aquí una lenta difusión de las experiencias metalúrgicas hacia el norte y el sur (figura 1). Naturalmente tomó más de un siglo que el cobre fuera elaborado también en el norte de Chile, es decir, en la zona alrededor de San Pedro de Atacama. A partir de ese momento, la producción de cobre en los Andes chilenos fue ampliada y consolidada continuamente, al extremo de que esa región se transformó, durante los dos últimos siglos, en la mayor suministradora de este noble metal a nivel mundial. Ya lo sabemos: la naturaleza dotó a la cordillera de los Andes con cerca del 40% de las reservas mundiales de cobre.

Figura 1

Esta característica geológica marcó al desierto de Atacama como generador de cobre mucho tiempo antes del descubrimiento de América. Durante la época colonial abasteció a las colonias españolas de Sudamérica con el metal y coronó a Chile, tras su independencia, a partir del siglo XIX, como el mayor productor. Esta zona también es responsable del desarrollo de la industria minera chilena, pilar fundamental de la economía del país.

Chile fue habitado durante el curso de la historia por distintos grupos étnicos y culturas. Los ornamentos y herramientas de cobre fueron conocidos desde los indios chinchorro en el norte (milenios 5-2 a. C.) hasta los pobladores de Chile Central. El metal, sin embargo, fue desconocido para los habitantes del sur de Chile. Aparte de los chinchorros, los grupos étnicos del norte chileno, como los diaguitas y los atacameños (siglos 8-15 d. C.) tuvieron un alto nivel de evolución cultural, en donde la minería del cobre y la metalurgia fueron practicadas, especialmente por el último grupo mencionado.

Se ha demostrado la existencia de cobre en el desierto de Atacama ya desde el primer siglo antes de nuestra era, en Ramaditas y, desde el siglo III d. C., también en San Pedro de Atacama. De ese tiempo y de esa zona existen innumerables minas de cobre abandonadas, cuyos productos fueron probablemente exportados a los centros administrativos de las culturas andinas de entonces para ser procesados allí. Este cobre elaborado retornaba más tarde a San Pedro de Atacama como un producto terminado. Esta característica de aparecer como una tierra exportadora de cobre no ha cambiado sustancialmente y ha evolucionado hasta llegar a ser una cualidad estructural del país (figura 2).

Figura 2

 

Esta columna está basada en el artículo “Panorama de la producción y comercialización de cobre chileno en el mundo a lo largo de la historia”, publicado en el libro “La gran minería en Chile” (Ocholibros, 2014)

Fuente y publicación original: Instituto de Ingenieros de Minas de Chile

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