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Minería del cobre e innovación tecnológica

IreneLa industria del cobre se ha caracterizado por ser cíclica,  con variaciones del precio entre los 1 y 4 US$/lb en las últimas dos décadas, en donde con valores cercanos a los US$ 2/lb la industria ha sido rentable. Así, la presión que sufre actualmente el sector no es por crisis en el precio sino por crisis en los costos.  Además, es importante reconocer que períodos muy extensos de precios altos del cobre aumentan los incentivos para desarrollar sustitutos, siendo por tanto una amenaza para la viabilidad futura del negocio. Un ejemplo de ello es la autorización dada en el 2015 por la Administración Nacional de Energía de China (NEA), para utilizar cables de bajo voltaje elaborados con aleaciones de aluminio como alternativa a los de cobre.

El aumento de los costos tiene diversos orígenes, algunos de ellos por gestión, otros por condiciones de mercado y otros estructurales por cambios en las operaciones, principalmente la disminución de la ley y profundización de los yacimientos. Los ejecutivos de las empresas han tomado fuertes decisiones de gestión fundamentalmente en su relación con proveedores y en ajustes de dotación propia, impactando directamente los costos operacionales. Por otra parte, el mercado ha dado algunos alivios a la minería con la baja en el precio de la electricidad y el petróleo. Es importante notar que ambos ámbitos son reversibles y no aseguran mayor competitividad en el mediano y largo plazo.

Cabe preguntarse cómo se compensa el alza en costos por razones estructurales como la disminución de la ley y la profundización de los yacimientos. La única respuesta es mediante nueva tecnología. Y éstas cuando son implementadas, son de carácter irreversible aportando no tan sólo a la competitividad de las operaciones actuales sino a aumentar la viabilidad de futuros proyectos.

La tecnología ha sido clave en la disminución de costos de la industria, atribuyéndose que el 70% de la reducción lograda en el período 1905-2007 ha sido por la implementación de nuevas tecnologías (Minex Consulting, marzo del 2010).

En la última década ha existido un gran esfuerzo por la adopción de tecnologías desarrolladas en otros sectores tales como la automatización de procesos, la robotización de algunas actividades y el desarrollo rápido de túneles. La implementación de estas tecnologías contribuye en primer lugar a mejorar la seguridad en las faenas reduciendo la exposición al riesgo de los trabajadores, sin embargo su aporte a la reducción de costos es más bien marginal.

foto articulo IRENE2En este mismo período la implementación de nuevas tecnologías ha estado centrada en la oferta que los proveedores han desarrollado para el sector ya sea con capacidades propias o por transferencia desde otros sectores como la industria del petróleo, la construcción o la informática. Estas innovaciones tecnológicas han contribuido en general con mejoras incrementales al negocio minero.

Históricamente, las fuentes de innovación radical o de mayor impacto en minería han sido las mismas empresas. Así, a principios de los 1900 en un contexto en que las empresas no tenían centros de innovación, fue el esfuerzo heroico de profesionales el que dio vida a procesos como el Pierce-Smith de conversión de matas, el proceso Betts para el refino de plomo, y el Herreshoff para la tostación de los minerales y concentrados.  Luego, con esfuerzos empresariales más concertados se generaron varias tecnologías de fusión flash como Outokumpu, Inco, Kivcet y (tardíamente), KHD, el proceso ConTop para concentrados de sulfuro y varias tecnologías de fusión de concentrados como los procesos de Noranda, de Mitsubishi, El Teniente, Isasmelt y Ausmelt. También hubo importantes avances en tecnologías de refinación tales como los procesos de Monte Isa y Kidd para refinar cobre y tecnologías específicas como el horno de fusión de ánodos y cátodos de Asarco.

Posteriormente, producto de períodos de bajo precio del cobre, de consolidación de la industria y de tendencias globales, la industria en general migró a un modelo virtual de desarrollo de tecnología disminuyendo sus capacidades propias y dependiendo más en las capacidades de diversos proveedores y en esfuerzos colaborativos. A la fecha este modelo no ha probado ser fuente de innovaciones radicales que permitan hacer un quiebre en la tendencia alcista de los costos de producción.

Esta forma de realizar la innovación tecnológica exige centrar las capacidades propias en áreas de importante generación de valor para el negocio, integrando esfuerzos propios y del mercado, utilizando herramientas de gestión usualmente desconocidas para las empresas en países en desarrollo, dada la escasez de capacidades y experiencia local en innovación en minería, así como el sesgo de la formación universitaria en innovación para sectores denominados de alta tecnología.

No hay respuesta fácil al momento que vive la minería del cobre. La innovación tecnológica de alto impacto requiere de una visión estratégica que permita anticiparse a los desafíos técnicos de las operaciones y de los futuros proyectos. Así, las soluciones innovadoras que puedan implementarse hoy día, son resultado de decisiones  tomadas años e incluso décadas atrás. Sin embargo no por ello las empresas deben ceder en su esfuerzo de innovación tecnológica, más aún, sabiendo que el negocio es cíclico, deben profundizar sus estrategias y centrarlas en áreas de agregación de valor de alto impacto, apostando no a quiebres tecnológicos sino a quiebres en los KPI relevantes del negocio.

(*) Irene Astudillo es Ingeniero Civil Químico de la UTFSM y Ms of Sc Management of Technology de la Universidad de Minnesota. Fue Gerente de IM2 y actualmente se desempeña como Consultora. Es co-autora del libro Minería del Cobre: Una Mirada desde la Innovación Tecnológica.

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