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Descarbonización: crónica de una muerte anunciada

Escrito por María Isabel González R. y publicado originalmente en El Mostrador

Es contradictorio el empeño en la descarbonización, teniendo en cuenta que la generación con diésel emite casi la misma cantidad de CO2 que aquella con carbón, con la desventaja de que los costos de generar con diésel son sustancialmente mayores, casi triplicándose. Es así como los desarrolladores de energías renovables deben comprar a precios significativamente más altos que los estipulados en sus contratos con clientes y, por tanto, entran en cesación de pagos. Es preciso tener presente que la entrada masiva de fuentes fotovoltaicas y eólicas requiere de una disponibilidad de generación de las centrales termoeléctricas, prácticamente, en todas las horas en que el sol no alumbra o no hay viento.

La Asociación Chilena de Energías Renovables y Almacenamiento (ACERA) ha solicitado al Ministerio de Energía la conformación de una o más mesas de diálogo técnico, con la participación de la Comisión Nacional de Energía y del Coordinador Eléctrico Nacional, para buscar alternativas para superar las dificultades económicas que enfrentan las empresas de generación renovable. Es así como la semana recién pasada una empresa que genera con energía solar y mantiene contratos de venta con las empresas distribuidoras, las que abastecen a clientes regulados, comunicó al Coordinador Eléctrico que no podrá cancelar más de $ 2.700 millones a otras empresas generadoras que le han vendido energía en el mercado spot. Además, advirtió que otras compañías del rubro estarían en una situación similar.

María Isabel González

Muchos se preguntarán cómo es posible que estén en esta situación, dado el auge que ha habido del desarrollo de estás fuentes y las extraordinarias condiciones que se tienen en Chile, particularmente para el aprovechamiento de la energía solar. La respuesta es fácil, las centrales fotovoltaicas solo operan cuando hay sol y las eólicas solo cuando sopla el viento, esto es aproximadamente el 25% y 30% del tiempo, respectivamente. Los usuarios de electricidad la utilizamos durante todo el día. Por lo tanto, para acceder a contratos de suministro, estas empresas deben tomar el riesgo de ofrecer el producto en forma continua y comprar energía en el denominado mercado spot (costo variable de la última unidad operando) en las horas que no pueden generar.

El proceso de descarbonización, acordado entre las empresas generadoras que utilizan este combustible con el Gobierno anterior, ha obligado al cierre de las centrales a carbón en fechas impuestas sin ninguna base técnica. Con ello, el Coordinador Eléctrico ha debido despachar las unidades que utilizan diésel precisamente en las horas en que los generadores eólicos y solares deben comprar energía en el mercado spot, con el consiguiente impacto en los precios en el mercado spot y en la calidad de suministro del sistema eléctrico.

Lo anterior es contradictorio con el empeño en la descarbonización, teniendo en cuenta que la generación con diésel emite casi la misma cantidad de CO2 que aquella con carbón, con la desventaja de que los costos de generar con diésel son sustancialmente mayores, casi triplicándose. Es así como los desarrolladores de energías renovables deben comprar a precios significativamente más altos que los estipulados en sus contratos con clientes y, por tanto, entran en cesación de pagos.

Es preciso tener presente que la entrada masiva de fuentes fotovoltaicas y eólicas requiere de una disponibilidad de generación de las centrales termoeléctricas, prácticamente, en todas las horas en que el sol no alumbra o no hay viento. Es así como alrededor del 30% de la electricidad generada en el país proviene de centrales a carbón.

Hace dos años, en este mismo medio, publiqué una columna en que hacía ver los problemas que la descarbonización acelerada acarrearía al desarrollo de las energías renovables. ¿Crónica de una muerte anunciada?

A raíz de la invasión de Rusia a Ucrania, con el consiguiente aumento del precio de los combustibles, Europa y Japón han vuelto al carbón. En Alemania, Italia y Austria han vuelto a operar las centrales a carbón que habían sido retiradas. ¿Por qué en Chile no podemos hacer lo mismo? Considerar que el acuerdo de descarbonización contempla un pago por permanecer en el sistema y estar disponibles para situaciones de contingencia.

Sin duda, es urgente flexibilizar las fechas de salida de las centrales a carbón, ya no solo para preservar la seguridad de suministro, sino para salvar a las empresas que han invertido en centrales renovables.

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