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Aguas CAP: la desalinizadora que partió por un proyecto minero y se transformó en planta multipropósito

El gerente general, José González, explicó cómo una desaladora que nació para suministrar a una faena minera, hoy más del 60% del agua que entrega es para consumo humano y regadío, con perspectivas de seguir creciendo y poner su oferta entre nuevos clientes.

“Nuestra planta no nació como un proyecto multipropósito, partió básicamente como la respuesta a un proyecto minero”, sostuvo el gerente general de Aguas CAP, José González, en el Foro de Voces Mineras “Plantas Desaladoras: Desafíos y oportunidades del uso de agua de mar en minería”. De esta forma el ejecutivo comenzó su exposición sobre la desalinizadora del Grupo CAP y cómo pasó a ser una instalación multipropósito y multicliente.

El alcance original de la planta –que empezó a construirse en 2011– era abastecer a la mina Cerro Negro Norte (CNN) de Compañía Minera del Pacífico (CMP, empresa del Grupo CAP), pero al poco andar iniciaron la búsqueda de otros clientes, “entendiendo que, para el agua desalinizada y principalmente por los costos de este proceso, es muy relevante la economía de escala”, planteó González.

Era la época del boom minero, con varios proyectos en construcción en la Región de Atacama, coincidiendo además con la creciente escasez de agua en la zona. “Gracias a esa búsqueda, logramos subir al proyecto minero Caserones, que estaba en evaluación ambiental y necesitaban agua, no para su operación, sino para cumplir con sus compromisos ambientales. Habían sido autorizados a realizar lo que se llama un swap de agua, en que ellos ocupan agua de la alta cordillera para sus operaciones y, a través de nosotros, realizan una devolución de parte de esa agua en las comunas de Caldera y Tierra Amarilla”, explicó.

La construcción de la planta desaladora se realizó entre 2011 y 2013, periodo que, debido al boom de precios de los metales, se caracterizó por altos costos de edificación y fuerte competencia por mano de obra. La instalación se proyectó con una capacidad de diseño de hasta 600 l/s, conceptualizada en tres etapas. Primero, una fase inicial de 200 l/s de capacidad, pero con la infraestructura civil, sistema de captación de agua de mar y emisarios diseñados para llegar a los 600 l/s más adelante. “Lo único que dejamos pendiente para aumentar la producción de la planta fueron los equipos en sí, de osmosis, pre filtrado, bombas, etc.”, puntualizó el gerente.

Luego vino la segunda fase, con el ingreso de Caserones, para llevar la planta a 400 l/s, que es la capacidad de osmosis con la cual hoy está operando la planta.

“Caserones comparte el pago de la infraestructura con CMP, de tal forma que la tarifa de agua que se cobra a los clientes está compuesta de una tarifa fija, que permite recuperar la inversión, pagar la deuda por el financiamiento de la inversión, los costos fijos asociados y el costo variable de producir agua, que es altamente intensivo en energía”, observó González.

La planta entró en operación comercial en abril de 2014. Diseñada con una disponibilidad de 97% anual. Involucró una inversión total de US$395 millones.

José González, gerente general de Aguas CAP.

Datos técnicos

Hoy cuentan con cuatro puntos de entrega y dos acueductos totalmente independientes. En la fase 1 se construyó el primer acueducto, de 80 km aproximadamente, para la entrega de agua a Cerro Negro Norte. En la fase 2, en tanto, se implementó el segundo acueducto, de 112 km de largo, que alimenta con agua la zona de Tierra Amarilla. “El primer acueducto tiene una capacidad de agua de 205 l/s y el segundo, de 250 l/s, pero que está diseñado para bombear 380 l/s”, acotó el ejecutivo.

Cada acueducto tiene tres estaciones de bombeo y ambos puntos de entrega están aproximadamente a 1.000 m de altura, lo que genera consumos de energía del orden de 6 kWh/m3 en ambos ductos.

Como parte de las obras marinas realizadas, el gerente general detalló que el inmisario para la captación de agua de mar posee una capacidad máxima de 1.350 l/s, y que dado el factor de conversión del orden del 45%, el agua que ingresa es más del doble que la que se produce. La tubería submarina de HDPE tiene un diámetro de 1.600 mm de y mide 260 m de largo. A esto suma una torre de toma de agua abierta, recurso que es captado a -25 m de profundidad.

Para la descarga tienen un emisario también submarino, de 750 l/s de capacidad, con una tubería de HDPE de 800 mm de diámetro y de 180 m de largo, que vierte el agua a una profundidad de -10 m. Cuenta con un sistema de ocho difusores para diseminar la salmuera. “Si bien en Chile no está regulado el tema de la salmuera, nosotros nos comparamos con la norma española y no hemos tenido problemas de superar los índices de diferencia de salinidad al devolver la salmuera al mar”, subrayó González.

Asimismo, informó que para el pretratamiento del agua trabajan con filtros DAFF. “Tenemos 14 filtros, de los cuales están instalados ocho, que son para los 400 l/s de capacidad, con la posibilidad de ampliarlos a 14 pensando en la capacidad de 600 l/s o un poco más. Todos nuestros sistemas de bombeo están duplicados, algunos 2+1, otros 3+1”, especificó.

Planta desalinizadora de Aguas CAP.

Para el proceso de osmosis disponen de cuatro racks de 100 l/s y un rack de 50 l/s, que fue pensado como stand by, pero es el que más usan, debido a la modulación de la demanda de sus clientes. En total, tienen cerca de 3.000 membranas instaladas en la planta.

Además, existen dos líneas de remineralización independientes, para responder a los requerimientos de agua que son distintos para cada acueducto (para la mina, por un lado, y para Tierra Amarilla, por otro) y dos estanques de almacenamiento también independientes, lo que les da la posibilidad de producir distintas calidades de agua si fuera requerido.

Destinatarios

La planta de Aguas CAP está ubicada 25 km al norte de Caldera, junto al Puerto Punta Totoralillo, de propiedad de la Compañía Minera del Pacífico. Además de producir agua desalinizada, reenvían el agua filtrada que se recicla en el puerto, proveniente del mineroducto de la faena, de vuelta a la mina a través del acueducto. “Es decir, en el acueducto que va a CNN lo que se transporta es una mezcla de agua, entre el agua desalinizada que produce la planta y el agua filtrada que se recupera”, precisó José González.

El acueducto que llega a Tierra Amarilla, en tanto, entrega agua en Caldera para consumo humano, para regadío a través del Canal Mal Paso y para una de las operaciones de reciclaje industrial más importantes del mundo, la Planta Magnetita, también propiedad de CMP. “Los usuarios de nuestra agua son la Junta de Vigilancia del río Copiapó, que es la administradora del canal Mal Paso, la sanitaria de Caldera Aguas Nueva Atacama (entregamos el agua en la copa en Caldera y la sanitaria se encarga de potabilizar el agua y distribuirla a la población), y los puntos de entrega industriales que son la mina CNN y la Planta Magnetita”, detalló.

Hoy más del 60% de la producción de la desalinizadora está destinada a consumo humano y regadío, el 42% corresponde a lo que entregan en canal Mal Paso, un 17% va a Caldera, y un 48% corresponde a agua industrial.

Según el gerente, el suministro que han entregado a Aguas Atacama desde 2014 ha tenido un efecto positivo en la calidad del agua. Asimismo, significó una contribución relevante para enfrentar la seria sequía de la época en la zona, en que si bien se ha normalizado la situación del tranque, el aporte del agua desalinizada le permite a la junta de vigilancia administrar de mejor forma sus aguas y reducir el consumo desde el tranque, así como mejorar la disponibilidad para los regantes.

Oportunidades y desafíos

De acuerdo con el gerente general de Aguas CAP, uno de los desafíos que tienen ahora es modificar los contratos de suministro de energía, de manera de aprovechar las tarifas actuales, para poder reducir el costo de producción y de bombeo del agua y, a su vez, disminuir la tarifa a sus clientes.

También mencionó la importancia de mantener bajo control aspectos ambientales y operacionales: “Tenemos que monitorear la calidad de agua en forma permanente, Hay que estar constantemente monitoreando el impacto de la salmuera”, dijo. Además, recomendó tener presente la calidad del agua de mar: tomar en cuenta que las costas chilenas son afectadas por Bloom de algas una o dos veces al año, así como medir parámetros que impactan la condición del agua, como el boro, que en el agua de riego puede reducir la productividad de algunos cultivos.

Otro aspecto relevante es la planificación de la mantención, añadió, lo cual en el caso de Aguas CAP implica coordinar a cuatro clientes distintos, con necesidades de agua muy diferentes.

“El desafío principal que tenemos es la ampliación de la planta. Hoy tenemos 200 l/s disponibles para crecer en capacidad. Aunque parezca contra intuitivo, no es tan fácil vender agua en el desierto, sobre todo a los precios del agua desalinizada, que son mayores a los del agua de pozo o aguas superficiales. Estamos constantemente en conversaciones con nuevos proyectos mineros que, si bien plantean que van a ocupar agua desalinizada, estos no se han viabilizado hasta ahora, porque no se han construido dichos proyectos. Estamos esperando este desarrollo para poder poner nuestra oferta de agua en el mercado”, concluyó.

 

Revise aquí la presentación completa de José González.

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