VVMM presente en mesa redonda del IIMCh sobre la Nacionalización del Cobre
Carlos Vega expuso su experiencia como testigo directo de este hito histórico de Chile.
A 50 años de la Nacionalización del Cobre, la Comisión de Minería y Cultura del Instituto de Ingenieros de Minas de Chile (IIMCh) convocó a una mesa redonda para reflexionar sobre este hito histórico, abordando tanto las causas que lo desencadenaron como los efectos que éste produjo en los diferentes ámbitos de la sociedad chilena. Con ese objetivo, la entidad invitó a un grupo de panelistas a aportar su visión desde las perspectivas histórica, jurídica, social y técnica.
En la actividad participó como expositor Carlos Vega, director de Voces Mineras A.G., quien relató cómo vivió este acontecimiento, del cual fue testigo directo siendo parte del staff de Chuquicamata, que entonces pertenecía a Anaconda Copper Mining Co.
Vega comentó que ya en 1968 –año en que fue contratado en Chuquicamata– se hablaba de la nacionalización y la necesidad de que el Estado tuviera participación en el negocio minero del país, lo que comenzó con la chilenización en el gobierno de Eduardo Frei Montalva, considerando al cobre como la “viga maestra”. En 1970 Salvador Allende, refiriéndose al cobre como “el sueldo de Chile”, presentó el proyecto de nacionalización, el cual fue aprobado el 11 de julio de 1971 por la unanimidad del Congreso. De esta forma, la Ley N°17.450, enmienda que modificó la Constitución, reservaba al Estado el dominio absoluto de todas las minas.
El socio de VVMM recordó que esta transformación no estuvo exenta de dificultades, en particular porque en medio de la determinación de las autoridades nacionales, “las mineras pararon el desarrollo de las minas”, y para continuar con su explotación se requería una alta inversión, así como nuevas tecnologías, equipos y capacitación del personal, que permitieran normalizar la explotación del rajo.
“La nacionalización brindó la oportunidad a los profesionales chilenos de hacerse cargo de la administración de las operaciones mineras más grandes del mundo: El Teniente, subterránea y Chuquicamata, rajo”, destacó Vega.
Junto con ello, valoró que las autoridades gubernamentales confiaran en la capacidad de los profesionales chilenos adquirida dentro de lo que fue Anaconda y Kennecott, y que se incorporaran colegas con experiencia en otras operaciones, como las salitreras, minas de carbón, industria del hierro y otras, para suplir la partida de la planilla extranjera.
“Trabajar en Chuquicamata significó una gran e inolvidable experiencia, tanto humana como profesional, generando lazos de amistad que aún perduran en el tiempo y sentando las bases para que nuevas generaciones tomaran nuestro lugar e hicieran frente a nuevos desafíos con nuevas herramientas, para asegurar la continuidad de explotación de esta mina por más de 100 años, 50 años nacionalizada y que se proyecta por otros 50 años más a lo menos, bajo un nuevo método de explotación subterráneo”, subrayó.
“La historia de Chuquicamata se sigue escribiendo, dejando atrás buenas y malas experiencias, bajo distintos sistemas administrativos, pero siempre bajo la premisa de lograr los mejores resultados productivos y económicos, procurando el aprovechamiento racional de esta riqueza, mirando el largo plazo, muchas veces muy comprometido”, sostuvo Vega, quien dejó una reflexión final: “Codelco, al igual que la minería toda, debe seguir invirtiendo bajo tres ejes: económico, social y ambiental, unidos transversalmente por la sostenibilidad”.
Los otros panelistas que participaron en la mesa redonda fueron el académico Julio Pinto, el abogado Gastón Fernández, la psicóloga Liliana Muñoz y el ingeniero Tomás Astorga.