Sincerando las inversiones en minería
En esta columna publicada originalmente en Minería Chilena, el presidente de VVMM celebra el aumento previsto para la inversión minera, pero advierte que el país debe superar sus limitaciones y restricciones para que las inversiones se concreten.
Por Juan Rayo P., presidente de Voces Mineras A.G. (publicado en https://www.mch.cl/columnas/
Los mineros más antiguos siempre hemos sabido que la inversión en minería es de carácter ciclo-continua. Ello significa que durante periodos cortos, de tres a seis años, hay una bonanza comercial (altos precios de los metales), coetánea o seguida por un periodo de alta inversión, con múltiples proyectos, tanto de expansión como de apertura de nuevos yacimientos. Sin embargo, esos periodos pasan y se cae luego en una letanía de operaciones estrechas, buscando sólo mantener la producción con control de costos, con reducidos proyectos de sustentabilidad, sobre todo de infraestructura minera (aguas, relaves, energía) y optimizaciones muy acotadas en los procesos (mejoramiento continuo, automatización, etc.).
Por ello, desde hace más de 50 años la producción de metales de Chile presenta saltos de inversión efectiva y una decreciente continuidad de bajas inversiones.
Invertir en minería implica sumas cuantiosas, con rangos entre US$30 mil y US$60 mil por tonelada-día adicional de mineral a tratar, incluyendo mina/plantas/infraestructura, destacando que desde que se toma la decisión de invertir hasta que el proyecto esté materializado y operando a plena carga, pueden pasar entre cuatro y ocho años.
Una nueva concentradora de 100 mil toneladas por día tendrá costos de inversión totales del orden de US$4.000 a US$5.000 millones; de ellos un 10-30% en mina, 40-60% en planta y 20-40% en infraestructura, con más del 70% de gastos de carácter local (ingeniería, construcción, fabricación, servicios, sustentabilidad). Es decir, para el país, las inversiones mineras son tanto o más importantes que la producción minera, sobre todo para los que vivimos de la minería.
Las inversiones en minería deben ser monitoreadas por Cochilco según la ley chilena. Para ello dispone de recursos, acceso directo a la minería estatal y algún grado de autoridad (no mucha según ellos) sobre la minería privada.
Si utilizamos la información de Cochilco, desde hace más de seis años (ver Fig. 1) se puede apreciar una tendencia decreciente en la inversión minera, con un quiebre ostensible a fines del último año.
Fig. 1
Todos recordamos el boom de proyectos mineros de principios de la década de 2010, con la consiguiente sequía de proyectos de la segunda parte del decenio.
Hitos como la crisis social que estalló en 2019, los intentos de modificar la Constitución, la epidemia del Covid que suspendió y/o postergó muchos emprendimientos, la inestabilidad económica por la discusión de royalty y los impuestos a la minería, impactaron la inversión minera, todo lo cual afortunadamente decantó en los últimos dos años.
Cabe destacar que el precio del cobre empezó a subir en forma ostensible desde 2022, sobrepasando los US$3/libra, aunque hasta mediados de 2024 no existía en Chile una percepción de un nuevo boom de proyectos mineros.
Como muestra de lo anterior, el Banco Central indicaba que a futuro el PIB Minero superaría mínimamente al PIB Nacional, y así fue que Cochilco llegó al punto mínimo de declaración de inversión comprometida en el año 2023.
Dicha información era incoherente con la visión del CRU, que indicaba que el 30% de la inversión en minería de cobre del mundo –estimada en más de US$100 mil millones para los próximos años– se realizaría en Chile. A ello hay que agregar informes de la Corporación de Bienes de Capital (CBC) y de empresas consultoras (como JRI), que pronosticaron valores de inversión minera superiores a US$10 mil millones por año a partir de 2025.
En octubre del año pasado, como presidente de Voces Mineras comenté públicamente que Cochilco no estaba haciendo bien su labor, tras lo cual nuestra asociación fue invitada a reunirse con la máxima autoridad de la Comisión Chilena del Cobre, la que posteriormente realizó una relevante exposición a los socios de Voces Mineras.
En diciembre de 2024 Cochilco declaró una inversión de US$83 mil millones a realizarse en Chile.
Nos alegra conocer esta cifra, porque permite a los diversos actores –empresas de ingeniería, centros de investigación, fabricantes, constructoras, laboratorios, servicios, etc.– planificarse adecuadamente.
Cabe observar que casi todas estas nuevas inversiones utilizan agua de mar, con un consumo de energía creciente. El reciente apagón del 25 de febrero último podría hacernos dudar de si el sistema eléctrico está capacitado, en generación y transmisión, para un incremento de tratamiento de minerales de más de 2 millones de toneladas por día, si se materializa la totalidad de las inversiones ya consideradas.
Es una buena noticia este aumento de inversión minera, pero también es necesario que tanto el gobierno como los privados entiendan que Chile es un país pequeño y limitado, con restricciones físicas y humanas que deben ser resueltas para poder concretar las inversiones.
Esperamos, asimismo, que el Consejo Minero se preocupe también de si el país tiene las capacidades necesarias en tecnología, ingeniería, fabricación, servicios, construcción, etc., para invertir sin descanso y durante varios años montos totales superiores a US$10.000 millones anuales. Es conveniente detectar en forma temprana los eventuales “cuellos de botella” del soporte a la minería, para poder resolverlos en forma adecuada y oportuna.
Si las condiciones internacionales se mantienen estables a pesar de los aranceles anunciados por el Presidente de Estados Unidos para el cobre, me atrevo a pronosticar que el nivel de inversión declarada puede acercarse a US$100 mil millones a fines del presente gobierno, con lo cual el PIB Minero será superior al PIB nacional no-minero en los próximos cinco años, y por fin Chile podrá lograr una producción sobre 6 millones de toneladas de cobre fino durante la próxima década.