Los pilares de la minería del futuro
“La minería que conocemos hoy no es la que va a existir mañana”, comenta Sergio Parada, socio de Voces Mineras, ex gerente de Innovación y Tecnología de Codelco. Entre las razones, menciona el hecho de que los yacimientos se han complejizado, con bajas leyes minerales y menor productividad, y que la minería tiene que hacerse cargo de su impacto ambiental y del cuidado de los recursos naturales.
En ese sentido, Parada hace ver la percepción negativa que suele tener la población en general respecto de la minería, mientras las exigencias socioambientales son crecientes.
A su juicio, hay que acelerar el paso a una matriz energética basada en fuentes renovables; que todo proyecto minero que se desarrolle ahora o en el futuro considere el uso de agua de mar, idealmente sin desalar, para evitar los efectos de la desalación sobre el océano; y abordar el desafío ambiental que significan los relaves. “Tal vez optar por una minería subterránea, que no genere botaderos de lastre”, puntualiza.
Incorporación de tecnología“Tenemos que seguir automatizando, robotizando los procesos de producción, tanto mineros como metalúrgicos”, indica Parada, citando el caso de una mina en Suecia –de 30.000 ton/día– que es operada por tres personas por turno.
El ejecutivo destaca la necesidad de avanzar hacia el Data Analytic, es decir, cómo aplicar los datos para mejorar los procesos. “Hoy, de la cantidad de data que se obtiene de los equipos mineros, sólo se aprovecha el 5%”, sentencia, sugiriendo que la transformación digital abre un amplio espacio de mejoras a través de la gestión de los datos. Analizar, por ejemplo, cómo maneja un conductor, cuántas veces acelera y desacelera, y qué impacto tiene esa actividad en la operación del camión y, a su vez, en la condición de los caminos por donde circula el equipo.
Agregando valor“El tercer gran pilar es la agregación de valor. La naturaleza no colocó sólo cobre en Chile. Nuestros yacimientos son polimetálicos, algunos con leyes interesantes”, afirma Parada, haciendo notar cómo los japoneses –sin tener minas– son los mayores productores de algunos metales raros, como galio y hafnio, que se ocupan en las industrias tecnológica y aeronáutica.
En este sentido, indica que en el norte de Chile se puede recuperar renio desde los concentrados de molibdeno –proceso que actualmente realiza la empresa chilena Molymet–; también germanio desde los gases de la fusión de concentrado; uranio desde las soluciones de lixiviación; zinc desde concentrados.
“La gracia es que cuando recupero subproductos, voy colocando créditos al costo. Por ejemplo, cuando el precio del molibdeno estuvo alto, el costo de las mineras casi era cero, porque todo el costo se pagaba con el subproducto”, comenta.
Pero Parada también pone énfasis en el producto final: “El mundo del futuro, con la electromovilidad, va a requerir otro producto de cobre. Y ése es el foil de cobre que se usa en las baterías de litio. Todos los equipos tecnológicos, los computadores, los televisores planos, los teléfonos celulares, usan circuitos impresos en foil de cobre”.
Actualmente China, Japón y Corea producen el 85% de este producto en el mundo. Según el ex gerente de Innovación de Codelco, hoy el foil representa el 2% del mercado mundial de cobre, pero en diez años más será un 20%, pasando desde 150.000 toneladas a más de 2 millones de ton, proyecta.
“Y la diferencia de precio que tiene el foil respecto del cátodo de cobre es de casi tres veces. Si el cátodo se vende a US$6.000 por tonelada, el foil se transa entre US$15.000 y US$17.000 la tonelada. Y el costo de producirlo es de unos US$400-500 por tonelada, para generar un margen de US$10.000”, subraya.
El socio de Voces Mineras asevera que la tecnología existe, el conocimiento sobre los procesos electroquímicos para producir foil de cobre existen y las inversiones son bajísimas. “Lo que cambia es la celda, que en vez de ser una placa, es un rodillo que va dando vuelta y sacando una lámina continua”, acota.
De acuerdo con sus cálculos, para una planta pequeña, de 3.000 ton de foil, se necesitan cerca de US$20 millones de inversión. Y considerando que genere un margen anual de US$30-40 millones, la inversión se paga en un año. “Lo que hay que tener amarrado es la comercialización. Ahí se pueden hacer alianzas con empresas de automóviles eléctricos para proveerles”, indica.
Desafíos¿Qué desafíos impone llegar a este tipo de minería? De acuerdo con Parada, lo primero es la educación: “Las universidades tienen que cambiar su foco en la formación de profesionales; tienen que estar altamente capacitados en digitalización de procesos, en ser poliproductores y muy orientados a la tecnología y a asumir riesgos”.
Segundo, el Estado debe comprometerse con una política minera de futuro, generando una plataforma para una minería más amigable con el entorno, pero no burocratizada, dice.
Y tercero, las empresas tienen que hacer inversiones, transformar y automatizar sus procesos, desarrollar nuevos productos de cobre y recuperar otros subproductos.