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Juanita Galaz: “Los proyectos se tienen que desarrollar desde los territorios”

La consultora sostiene que hay que escuchar y trabajar con las comunidades en terreno, a través de todo el proyecto. “No basta con el trabajo en una oficina de Santiago”, subraya. Con igual énfasis, defiende la minería como fuente de riqueza para el bienestar de la población.

Ingeniera Civil de Minas egresada en 1980 de la Universidad de Chile, Juanita Galaz ha dedicado gran parte de su trayectoria laboral a la gestión y consultoría ambiental, especializada en Estudios y Declaraciones de Impacto Ambiental, obtención de permisos sectoriales, planificación de cierre de faenas mineras y disposición de relaves. Es una convencida de que la minería controla en buena medida sus impactos, y frente a las condiciones que hoy deben cumplir los proyectos para obtener la licencia social para operar, asegura que lo primordial es que estos se generen desde los territorios.

A lo largo de su vida personal y profesional, distintos hechos han marcado el carácter de esta socia y secretaria de Voces Mineras. Su madre la crió prácticamente sola –desde que tenía 9 años de edad–, estudió en un colegio público y con mucho esfuerzo llegó a la universidad. Antes de titularse partió a trabajar a la planta Vallenar de Enami, donde a los pocos meses la designaron jefa de planta, sólo con 25 años. En la estatal fue acercándose al tema medioambiental: empezó a probar formas de usar el agua residual y a estudiar la situación de los tranques de relaves. Este estudio inspiró su tercer intento de memoria de título, que fue el definitivo, la cual aún es citada como referencia hasta la actualidad.

Hacia 1990 le correspondió crear el Departamento de Ingeniería y Gestión Ambiental de Sernageomin, servicio que fue una plataforma muy importante para el desarrollo posterior de su carrera, según destaca. Juanita recuerda que a inicios de esa década, la gestión ambiental era una práctica que ya estaba incorporada en las empresas mineras internacionales, y que los bancos empezaban a pedir como requisito que los proyectos tuvieran Estudios de Impacto Ambiental.

Durante su paso por Sernageomin logró que en las resoluciones de aprobación de los proyectos se agregara una condición: dos años antes de terminar sus operaciones, la empresa debía presentar un plan de cierre para aprobación del Servicio. “Siento que contribuí a que se tomara conciencia de la necesidad de planificar el cierre de las faenas para evitar la generación de pasivos ambientales”, dice la consultora.

Hacia mediados de los ‘90 la empresa Coeur D’Alene Mines, que estaba desarrollando el proyecto Fachinal en Chile Chico, la contrató como vicepresidenta de Asuntos Ambientales y Permisos. “Me tocó defender el Estudio de Impacto Ambiental que había elaborado el ingeniero Andrés Susaeta con su equipo de profesionales en la empresa NCL, y obtuvimos la primera Resolución de Calificación Ambiental en Chile, en 1995”, relata.

De esa experiencia aprendió la importancia de cómo se instalan los proyectos en las comunidades. “Chile Chico era un pueblo dedicado a la crianza de ovejas y con muy poca agricultura, no tenía calles ni medios para comunicarse con fluidez. Con la minería llegó la modernidad y le cambió la vida a la gente en poco tiempo”, comenta. “Mientras estábamos en la etapa de exploraciones, los mineros estuvimos integrados al pueblo, la gente quería el proyecto. Después, con los cambios de la gerencia y el inicio de las operaciones, la situación cambió. El tema ambiental ya no era prioridad, lo que a mí me ponía en una condición bien difícil, porque se habían adquirido compromisos y yo había dado garantías que mientras estuviera ahí, se cumplirían”, señala. Esa situación la llevó a renunciar en 1998.

Como había estado involucrada en cierre de faenas, Sergio Jarpa la contactó para liderar la elaboración y tramitación del plan de cierre de Minas Tambo, que fue aprobado exitosamente y sirvió de base para el plan de cierre de El Indio. Al mismo tiempo, se estaba formando el Consejo Minero y tuvo la oportunidad de colaborar con la Comisión de Medio Ambiente de esa asociación gremial que reunía a las empresas de la gran minería, y en esa época también se incorporó como experta en Minería de la Comisión Nacional de Medio Ambiente (Conama). Continuó con esas tres consultorías hasta 2002, año en que se unió a la empresa Golder Associates como consultora part time.

Allí conoció la tecnología de relaves en pasta. Luego se incorporó a la firma Vector, de la cual se retiró después de un año intenso y decidida a crear su propia empresa consultora. En 2006 fundó Minería y Medio Ambiente Ltda. (MYMA), cuya razón de ser es generar las condiciones para que los proyectos puedan iniciarse sin contratiempos. MYMA acaba de cumplir 15 años de vida y da trabajo a más de 40 profesionales.

Juanita Galaz en terreno, al centro en la foto.

¿Ha sido un obstáculo ser mujer para el desarrollo de su carrera?

Nunca percibí un obstáculo en mi camino y, cuando hubo situaciones que pudieron serlo, en realidad por un rato influían más en el ánimo, para luego retomar las actividades y seguir con mis actividades. Muchos de mis colegas que después hicieron cursos, y que hoy son magíster o han obtenido posgrados en medio ambiente, me tomaban el pelo diciendo “ahí viene la chica del ambiente”. Pero honestamente, creo que ser mujer me favoreció, porque me visibilizó.

Usted asegura que la minería controla en buena medida sus impactos ambientales. ¿Cómo se lo explica a quienes piensan lo contrario?

La respuesta es simple, basta con preguntarse ¿Cuántos juicios por contaminación minera tenemos actualmente en tramitación? Según Entre el Primer y Segundo Tribunal Ambiental no superan los cinco. ¿Qué pasa entonces?.  Efectivamente, algunas comunidades están expuestas a polución, y el material particulado es, lejos, el que genera la situación que más estresa, tanto a las compañías como a los pueblos cercanos a las mineras. Pero cada día están apareciendo tecnologías que permiten controlar la emisión de material particulado, además del control operacional para evitar al máximo este tema.

Recordemos que el Estado tiene control sobre el monitoreo de la calidad de aire, con información que es transparente y está disponible en la web, por lo que puede paralizar operaciones si hubiera situaciones críticas. El mayor problema estaba en las emisiones desde las fundiciones, las que hoy, con las nuevas regulaciones, se han limitado. Y sobre la contaminación de aguas, los casos también son contados.

¿Qué pasa con los relaves?

Respecto de los relaves, efectivamente hay temas que abordar y sobre los que hemos estado haciendo vista gorda por varios años. Sabemos de infiltraciones que podrían tener algún efecto sobre fuentes de agua de uso humano o agrícola. Sin embargo, las empresas están evaluando constantemente mediante modelamientos el avance de las plumas con contenidos de contaminantes, lo que permite controlarlas dentro de cierta superficie o territorio, para no afectar a los vecinos.

Hoy en día, la tecnología de espesamiento profundo y la disposición de relaves en pasta han significado una respuesta eficiente para evitar o minimizar las infiltraciones, sobre todo en zonas donde se puede generar un mayor impacto, como puede ser un valle o un área agrícola. Cuesta entender por qué las empresas no han sido más proactivas en incorporar esta tecnología que permite ahorrar agua, evitar infiltraciones y generar depósitos más seguros desde el punto de vista geomecánico.

Diferencias de criterio

¿Cómo interpreta las diferencias que se han dado entre los Tribunales Ambientales y el Servicio de Evaluación Ambiental en casos como el de Mina Invierno y Cerro Colorado?

Es increíble. Todavía no puedo asimilar lo de Mina Invierno. Siento que los Tribunales no toman en cuenta el trabajo técnico que hace el SEA al administrar un sistema de evaluación en el que participan diversos servicios públicos y que está orientado a mejorar los proyectos hasta que este grupo, compuesto por profesionales de diferentes áreas de interés, han llegado a un consenso en que el proyecto cumple con toda la normativa.

¿Con Cerro Colorado se da algo similar?

Se da algo parecido. Creo que esto tiene que ver con los tiempos que estamos viviendo. Aunque como empresa ellos han hecho el trabajo de incorporar y trabajar con las comunidades, siempre habrá gente disconforme, pero una autoridad a cargo de un litigio debe ser imparcial. Si el SEA ha dado todos los pasos en la dirección correcta, no tiene sentido despojar a la empresa de una resolución.

¿Qué precedente sientan estos casos?

Más desconcierto, más rechazo a la minería y, por lo tanto, menos inversión en nuestro país, porque las condiciones son inciertas. Chile no puede darse el lujo de realizar inversiones millonarias para desarrollar yacimientos mineros; tiene que abrir la puerta a otros inversionistas, pero por supuesto, bajo ciertas condiciones…

¿Cuáles son esas condiciones? ¿Qué deben cumplir los proyectos para conseguir la licencia social para operar?

Un proyecto debe generarse con mayor involucramiento en el territorio donde está el yacimiento. No basta con el trabajo de oficina para evaluar los recursos mineros y proyectar las futuras instalaciones. Los proyectos se tienen que desarrollar desde el lugar donde están las minas, trabajando con las comunidades locales, incorporando las características del sitio de emplazamiento y las actividades que allí se desarrollan antes de que exista el proyecto. Al menos un equipo debe estar en terreno atendiendo las preocupaciones de las comunidades durante todo el proyecto, para generar confianza. Un proyecto genera expectativas, pero no sólo las de los inversionistas, que buscan recuperar su inversión, y las del Estado, que espera que se cumplan las normas y regulaciones. También hay que incorporar las expectativas de la comunidad que espera, al menos, que sus condiciones de vida no se deterioren, sino que mejoren.

En esta materia, no se trata que la empresa tenga que solucionar los problemas que son de responsabilidad del Estado, pero tiene que contribuir. Y hay formas de hacerlo. En Perú, por ejemplo, se ha tenido éxito con el sistema tributario respecto de inversiones en infraestructura que se hace en la región donde están los proyectos.

¿Cómo se incorpora a las comunidades realmente?

Hay que tejer confianza. Tenemos que sentarnos, conversar y escuchar. Tenemos que tender puentes.

Usted mencionaba los tiempos que estamos viviendo. Está el tema del royalty y el proceso constitucional…

Lo del royalty es un tema que exige criterio. Lo más importante de este proceso que estamos viviendo ahora es no matar la gallina de los huevos de oro. No puede ocurrir que después tengamos que arrepentirnos de no haber aprovechado bien los recursos con los que el país fue afortunadamente premiado. Los minerales son nuestra fuente de riqueza para generar bienestar a la población, por lo que preocupa que no se tomen buenas decisiones.

En 2018 Juanita Galaz fue nombrada directora de Enami, cargo al que renunció a comienzos de 2021. Ha sido distinguida por el Banco BCI como Mujer Empresaria y con el premio Gran Empresario Destacado; también como Ingeniero Destacado por parte de la Asociación de Empresas Consultoras de Ingeniería (AIC). Ha sido calificada como Persona Competente en el área de metalurgia desde el año 2010, por la Comisión Calificadora de Competencias. Actualmente es directora de la AIC, directora de la Red de Ingenieras de Minas (RIM), miembro de la comisión de sustentabilidad del Instituto de Ingenieros de Minas de Chile (IIMCH) y secretaria de Voces Mineras. Su pasatiempo principal son los estudios de budismo.

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