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Juan Carlos Guajardo: “Codelco está en medio de un proceso muy complejo”

“Codelco es una asignatura muy difícil para Chile”, sostiene el economista, argumentando que las metas basadas en los proyectos estructurales ya no se alcanzaron ni se podrán cumplir, y que la adaptación será más dura de lo que se cree. Sobre el mercado del cobre, advierte que se mantendrá estrecho, porque “no hay proyectos significativos entrando en esta década”.

 

Es uno de los analistas de referencia en la industria minera y, como tal, le toca viajar con frecuencia a distintos países. Estando de paso por Chile –hace un par de años se trasladó con su familia a vivir a Australia– Juan Carlos Guajardo, director ejecutivo de Plusmining, conversó con Voces Mineras sobre las tendencias en el mercado del cobre, las perspectivas para el precio del metal, el timing y viabilidad de los nuevos proyectos, su visión sobre Argentina y la situación de Codelco.

En su opinión, el mercado va a mantenerse muy estrecho, lo que valida que las proyecciones para el precio del cobre estén ajustándose al alza. Respecto de la demanda, prevé que seguirá relativamente estable, con sesgo a aumentar por la creciente influencia de nuevas tendencias como la inteligencia artificial y la transición energética. Mientras por el lado de la oferta, estima que la entrada de nueva producción será más importante recién a partir de 2030 y donde la mayoría de los proyectos greenfield con alguna viabilidad –en América Latina– están ubicados en Argentina.

Sobre Codelco, considera que no logrará alcanzar su meta de producción al 2030 (1,7 millón de toneladas), que la empresa está pasando por un periodo muy complejo, porque las proyecciones sustentadas en los proyectos estructurales no se cumplirán y necesariamente deberá adaptarse a esta realidad.

Precio del cobre y balance del mercado

– Cochilco ajustó su proyección para el precio del cobre a un promedio de US$4,55 por libra para 2026 y otras entidades lo sitúan sobre US$5. ¿Cuál es tu estimación?

-Nosotros teníamos una proyección bajo US$5, pero la vamos a tener que actualizar, porque las cosas se han ido acelerando en el último tiempo y nada hace prever, salvo que ocurra un hecho muy inesperado, que haya una corrección demasiado significativa en el precio. Diría que, al revés, veo más bien posibilidades de alza que de correcciones a la baja. Lo más probable es que tengamos que actualizar nuestra proyección a un valor sobre US$5 en nuestro próximo reporte.

El analista Juan Carlos Guajardo.

– ¿Más cercano a US$5 o de US$6?

-En este momento el precio está, en términos nominales, en niveles récord, pero en términos reales no es el más alto. Eso no quiere decir que el precio debiera llegar a un nivel récord en términos reales en los próximos meses, pero es un dato importante, porque indica que todavía habría espacio para que suba. El valor actual en términos reales, comparado con el de 2007, 2011 o de los años ‘50 después de la Segunda Guerra Mundial, todavía está por debajo.

– ¿Cuánto es el espacio que quedaría a tu juicio?

-Ha habido precios reales diarios cercanos a los US$7 en casos puntuales; como promedios mensuales ha estado cerca de US$6. Esto hace suponer que todavía hay espacio como para que el precio siga subiendo. ¿Y por qué creemos que esto puede ser así? Porque el impacto en la oferta ha sido muy importante. Estamos hablando que entre este año y el próximo, y parte de 2027, habrá alrededor de 1.400.000 toneladas de cobre menos, debido a los accidentes y otros problemas en grandes minas, y eso es muchísimo.

El balance entre oferta y demanda suele estar en 200 mil y 300 mil toneladas, o hasta 500 mil toneladas, ya sea como déficit o superávit. Entonces, que sean 700 mil toneladas menos por año da vuelta el balance completamente y nos lleva a un claro déficit por un tiempo prolongado.

Otra cosa que sabemos es que no hay proyectos significativos entrando en esta década. Por mucho que se quiera acelerar la producción, no hay proyectos donde poder hacerlo rápidamente. Podrán surgir algunas reaperturas –siempre con altos costos–, pero no van a alcanzar a equilibrar el mercado en los próximos años.

Y no se ven grandes impactos en la demanda por el lado de China ni de Estados Unidos. Tendría que haber una guerra, una crisis financiera o un estallido de burbuja de inteligencia artificial o algo de esa magnitud, y como eso es impredecible, uno supone que el mercado va a mantenerse muy estrecho.

Y no nos olvidemos de los TCRC, que dan cuenta de la importante escasez de concentrados, y es muy evidente que hay una gran diferencia entre las fundiciones y las compañías mineras que no pueden encontrar un punto de acuerdo, debido a que las perspectivas son que habrá mucho déficit de concentrado.

– ¿Hasta el momento cómo se ha comportado la demanda, especialmente de China, y qué perspectivas le ves?

-China tiene un crecimiento sustentado en dos pilares, uno de una economía orientada a la exportación y el otro basado en el mercado interno, donde el mercado inmobiliario es muy relevante. Y ocurre que el mercado inmobiliario lleva ya varios años de un proceso de ajuste y eso ha sido un tremendo freno para el crecimiento de China. Sin embargo, ese país no ha seguido el camino de un estallido de burbuja inmobiliaria como ocurrió en 2008 en Estados Unidos; los chinos han preferido ir desinflando el globo de una manera mucho más suave y, por lo tanto, esto va a seguir todavía por un tiempo, pero tampoco será un elemento desestabilizador.

Por el lado de la economía basada en las exportaciones, uno podría haber esperado que, con la tensión con Estados Unidos, también se desplomara, pero los chinos han trabajado muy duro para diversificar sus exportaciones y han tenido éxito, han logrado mantener su fuerza industrial orientada a la exportación. Por último, recientemente se supo que ante los datos económicos débiles que estaban teniendo, China decidió generar un estímulo que busca mantener la estabilidad económica.

En conclusión, si bien China ha estado enfrentando desafíos, han sido muy cautos en guardar municiones para apuntalar su economía y mantenerla en un nivel de estabilidad. Si bien su crecimiento ya no es desbordante como antes, China sí representa un gran poder de crecimiento de la demanda y se va a mantener con cierta estabilidad.

En cuanto a la economía occidental, ésta sigue un ritmo algo variable. Estados Unidos va a bajar ahora la tasa de interés y se espera que eso ayude a contrarrestar cierto enfriamiento. Pero no hay una señal de que pueda haber una crisis inminente. Lo único que se percibe es el tema de la inteligencia artificial, que ha hecho que se sobrevaloren muchas empresas…

– ¿Puede haber una suerte de burbuja ahí?

-Ese es el gran temor. Ahora bien, para el cobre y los metales en general, se debe ver a qué velocidad están creciendo los data center, que se relacionan indirectamente con la inteligencia artificial, por el mayor consumo de bytes que genera, porque la gente utiliza más intensamente el computador y se necesitan más centros de datos, más refrigeración, y eso va impulsando más demanda de cobre y otros materiales. Todo indica que ya llegamos a un punto donde esto empieza a tener una presencia concreta en la demanda física de cobre.

– ¿Tienes una idea de cuánto representaría?

-Hay demasiadas estimaciones como para dar una cifra, pero en las reuniones a las que he asistido en los últimos meses pude ver que el componente de los centros de datos ya empieza a aparecer en los gráficos, con un 5% o 10%.

Guajardo durante la entrevista con Voces Mineras.

Proyectos en Chile y Argentina

-Por el lado de la oferta, ¿qué te parece la cartera de inversión minera por más de US$100 mil millones de aquí al 2034 que informa Cochilco?

-No he analizado esta última información, por lo que no puedo dar una opinión taxativa al respecto, pero sí puedo decir que en muchos casos hemos constatado que los proyectos aumentan sus CAPEX o su nivel total de inversión por factores como el encarecimiento del mismo proyecto, haciendo que la cartera aumente, pero no necesariamente porque haya más proyectos, sino porque estos se van encareciendo. Entonces, hay que tener cierto cuidado en interpretar las cifras.

Ahora, no cabe duda que el interés por invertir en minerales va a aumentar, no hay otro camino.

– ¿Cuándo crees que se verá un cambio en la oferta o cuándo entrarán proyectos de mayor importancia?

-De acuerdo con nuestras proyecciones, la entrada de nueva producción asociada a proyectos comenzará a ser más importante a partir de 2030. En esta década lamentablemente los tiempos no van a alcanzar para aumentar la producción de manera significativa.

-Según la cartera de Cochilco, solo un 19% corresponde a proyectos greenfield, de menor tamaño. ¿Tenemos posibilidades para un descubrimiento de un gran nuevo yacimiento en Chile?

-Mi punto de vista es crítico al respecto. Chile ha tenido un rezago en materia de exploración grassroot (de base), que es la exploración que apunta a nuevos descubrimientos. En Chile la mayoría del gasto de exploración es para consolidar o expandir lo que ya conocemos. Ha habido un cambio en la legislación recientemente que podría ayudar a que haya más exploración grassroot, pero los resultados de esto los vamos a ver en 10, 15 o 20 años más. O sea, vamos a enfrentar un bache importante en materia de crecimiento neto de la producción y los esfuerzos van a estar concentrados en mantener la producción de los activos que tenemos. Revertir eso va a tomar mucho tiempo.

– ¿Por qué llegamos a esta situación en Chile?

-Mi explicación es que el sistema de propiedad minera favoreció mucho la seguridad jurídica, lo que está muy bien, pero tal vez debimos haber hecho algunos ajustes hace tiempo para incentivar que esa propiedad tuviera más inversión. Pero no tomamos esas medidas, se privilegió mantener la propiedad y eso generó un cierto estancamiento, falta de inversión y generó el bache. Los cambios en la ley van en la dirección correcta, de volver a retomar la inversión en la propiedad minera y, de esa manera, incentivar la exploración, el descubrimiento y el desarrollo de proyectos. Pero el bache ya está y ya no lo podemos recuperar.

– ¿Qué opinas de Argentina y su ambiciosa cartera de proyectos?

-Lo primero que hay que decir es que a Argentina esta cartera de proyectos los sorprende en un muy buen momento. Ellos nunca han desarrollado proyectos mineros de gran envergadura (salvo excepciones), los que en algunos casos han sido identificados, pero han estado inactivos por muchos años. Y ahora llega este momento de escasez de proyectos, que desde el punto de vista del mercado es muy bueno para desarrollarlos. Al mismo tiempo, se junta el hecho de que políticamente tienen la necesidad de desarrollar estos proyectos para salir adelante como país. Han estado enfrentando una crisis severa, necesitan grandes montos de inversión y eso aumenta las chances de que Argentina desarrolle al menos algunos de los proyectos.

– Pero estos proyectos también entrarían recién a contar de la siguiente década. Entonces ¿va a ser igual un buen momento para Argentina?

-Claro que sí, porque las decisiones de inversión se tienen que tomar ahora.  Si uno mira el pipeline de proyectos greenfield con alguna viabilidad, la mayoría está en Argentina, algunos en África y un par en Chile con suerte. Argentina ofrece los que están con mayores posibilidades de inversión en los próximos años.

Según Guajardo, la mayoría de los proyectos greenfield con alguna viabilidad en América Latina está en Argentina.

Codelco en tiempos difíciles

– ¿Cómo ves a Codelco, en términos de sus resultados, de su producción?

-Codelco es una asignatura muy difícil para Chile, está en medio de un proceso muy complejo, porque las proyecciones basadas en los proyectos estructurales no se van a poder alcanzar; ya no se alcanzaron según lo que estaba originalmente planificado y todavía necesita comprenderse bien lo que eso va a significar. Vamos a tener que vivir con una empresa que deberá adaptarse a esa realidad. Creo que parte de la adaptación ya comenzó y eso hay que reconocérselo a Máximo Pacheco, en el sentido de que está abriendo la empresa a negocios y al aprovechamiento de los activos de Codelco.

-Te refieres a las alianzas que han ido suscribiendo…

-Ese es uno de los caminos de adaptación que Codelco va a tener que recorrer, porque los proyectos estructurales, que son el corazón de la empresa, van a seguir enfrentando un tiempo muy difícil y las Divisiones no van entregar lo que Codelco necesita para mantenerse competitivo.

– ¿Tampoco crees que Codelco logre recuperar su producción al 2030?

-Creo que Codelco no va a superar el millón 500 mil toneladas de aquí al 2030 y probablemente por más años todavía. Eso significa que los costos van a estar con una presión al alza y va a tener que administrar esa realidad y diversificar sus fuentes de ingreso. Es un proceso de adaptación a una nueva realidad que va a ser más difícil que lo que los chilenos creen.

– Respecto de su endeudamiento, ¿lo sigues considerando un tema complejo?

-La deuda es un síntoma de este problema que describo. Lamentablemente, por la naturaleza de estos grandes proyectos, no se pueden detener los gastos de capital, a menos que haya en los próximos tiempos decisiones que sean muy drásticas, pero va a ser muy difícil detener el gasto de capital y, por lo tanto, me parece que el endeudamiento va a continuar aumentando de manera significativa en los próximos cinco años. Diría que la deuda todavía podría crecer entre un 30% y un 40% en los próximos cinco años.

– ¿Tanto?

-Solamente manteniendo el objetivo de continuar con el desarrollo de los proyectos como están planteados actualmente. Y con los niveles de producción que acabo de señalar, o sea, sin lograr aumentar la producción debido a las dificultades que han tenido estos proyectos.

– Revisando los pactos suscritos por la empresa, algunos en etapas más preliminares y otros más avanzados, ¿qué opinas del suscrito con Anglo American para el desarrollo de Andina y Los Bronces?

-En la mayoría de los casos se trata de marcos de acuerdo que tienen que materializarse. En el caso de Los Bronces y Andina, me parece que el potencial de que sea un muy buen acuerdo es alto, porque desde hace mucho tiempo que se viene visualizando que ahí hay un valor retenido, y este acuerdo precisamente permite que ese valor retenido se destrabe.

– ¿Ambos ganan por igual?

-El acuerdo tendría el potencial de que así sea, pero como dice el refrán, el diablo está en los detalles. Tenemos que ver cómo termina el acuerdo. Hay varios elementos que hacen pensar que es un acuerdo muy lógico, como las restricciones geomecánicas de tener dos operaciones tan juntas, la capacidad de procesamiento disponible en el caso de Los Bronces, la disponibilidad de agua que no tiene el otro, en fin… Pero esto tiene que negociarse y tiene que llegarse a un acuerdo que sea beneficioso y balanceado.

– Un acuerdo que está casi andando es el de Codelco con SQM…

-Desde el primer momento he manifestado mis dudas sobre eso, porque era muy evidente que había una posibilidad de hacer las cosas de una manera distinta. De hecho, estaba planificado así, se trabajó con mucha fuerza por generar una licitación, el mismo director de Codelco, Eduardo Bitran, estuvo a cargo de generar las condiciones para eso. Y, de pronto, de la noche a la mañana, se nos presenta un acuerdo directo que ofrece muchas dudas, desde varios puntos de vista, sobre todo por el famoso valle productivo que tiene que internalizar Codelco. A mí eso nunca me ha cuadrado. Las tecnologías de extracción directa de litio están avanzando muy rápido y no se consideró ese factor, por ejemplo. Hay muchos elementos que me hacen ruido.

Lamentablemente todo este tiempo en que se ha hablado del acuerdo es tiempo perdido para haber preparado una licitación. Y estando ad portas de 2026 me pregunto si en cuatro años se podría hacer una licitación o ya definitivamente con el tiempo que se perdió en estas discusiones quedamos un poco atrapados en este acuerdo.

No he visto los contratos, tampoco están todos disponibles, me gustaría mucho poder estudiar esto más a fondo, pero mantengo mi escepticismo respecto de que ésta haya sido la mejor alternativa disponible.

– ¿Qué opinas de los acuerdos con Rio Tinto, para desarrollar un distrito minero en la región de Atacama, por un lado, y para la explotación de litio en Maricunga por otro?

-El primero me parece un acuerdo bastante interesante, porque es un distrito que tendría un potencial de cobre que quedó rezagado en el tiempo; es lo que antiguamente fue Potrerillos. No sé cuán grande pueda llegar a ser, pero desde el punto de vista lógico, uno debiera pensar que hay recursos remanentes de hace varias décadas, que pueden tener valor económico ahora, sobre todo con estos precios.

Respecto del litio, Rio Tinto es una de las principales empresas mineras del mundo, no es tal vez de las que tienen más experiencias en litio, pero es una gran empresa internacional con la cual se puede pensar un negocio razonable en Maricunga.

No serán negocios gigantescos, pero para esta nueva etapa de adaptación de Codelco podrían funcionar.

– También está el recientemente anunciado acuerdo con Glencore para una nueva fundición. ¿Tiene sentido que Codelco esté en un proyecto de este tipo?

-Desde el punto de vista de Codelco, esperaría que esta nueva capacidad le permitiera cerrar capacidad ineficiente. Porque lo que sucede es que cada día de operación de las fundiciones de Codelco es un día de pérdidas para el país. Por otro lado, hay muchos minerales complejos en esa zona que podrían ser procesados en una fundición nueva con mayores estándares. Eso ayudaría comercialmente tanto a Codelco como a Glencore.

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