Elías Arze: “Al final va a imperar la racionalidad”
El ingeniero y director de Voces Mineras sostiene que la minería seguirá siendo muy importante para Chile, dado el aumento sin precedentes que se espera para la demanda por cobre, en un mundo que busca combatir el cambio climático.
Ingeniero civil estructural al igual que su padre, también heredó de él la vocación por el trabajo gremial. En paralelo al ejercicio de su profesión, Elías Arze fundó Minnova (hoy Minnovex), fue presidente de la Asociación de Empresas Consultoras de Ingeniería (AIC) y del Instituto de Ingenieros de Chile, y vicepresidente del Colegio de Ingenieros. Actualmente es director del Centro Nacional de Pilotaje para la Minería (CNP), participa activamente en el Instituto y el Colegio de Ingenieros, así como en el Consejo de Políticas de Infraestructura (CPI), además de ser socio y director de Voces Mineras A.G.
Estudió en el Campus Beauchef de la Universidad de Chile y ya antes de salir de la carrera empezó a trabajar en la empresa Arze, Reciné y Asociados (ARA), que había formado su padre 12 años antes. “Partí dibujando, después fui ayudante de ingeniero y poco a poco fui asumiendo cargos de mayor responsabilidad y participando en proyectos de distinto tamaño y naturaleza; estuve en proyectos mineros, portuarios, de edificios, entre otros”, recuerda. A fines de los ‘80 le tocó liderar toda la ingeniería local del megaproyecto de Celulosa Arauco II, después de lo cual volvió a la universidad para hacer un Diplomado en Gestión de Empresas. Al poco andar asumió la gerencia general de ARA, en la que a esas alturas ya trabajaban cerca de 1.000 personas.
En la segunda parte de la década de 1980 la firma había tenido un rol destacado en la industria de celulosa y papel, adjudicándose una buena cantidad de proyectos, pero tras la contracción de ese mercado y ante las perspectivas de expansión que empezaba a mostrar el sector minero, decidieron asociarse con Bechtel para participar en proyectos de hidrometalurgia de cobre. El joint venture perduró por alrededor de 10 años, periodo de importantes inversiones mineras. “Fue la época de Cerro Colorado, Radomiro Tomic, El Abra, Collahuasi, etc. Y esa alianza nos permitió interiorizarnos sobre los modernos sistemas de gestión de proyectos que tenían las empresas extranjeras y además nos hizo mantenernos vigentes”, destaca Arze.
Cuando el mercado de hidrometalurgia declinó, tomaron la decisión de asociarse con WorleyParsons, joint venture que se mantuvo hasta la crisis económica de 2008, cuando después de un intento de compra frustrado por parte de la extranjera, resolvieron venderle su 50%. Con la venta también vino una restricción, por dos años y medio, para trabajar en el área de la consultoría. Terminado ese lapso, Arze retomó de inmediato la actividad: fue reclutado como director de JRI Ingeniería, cargo que mantiene hasta hoy.
A lo largo de su trayectoria profesional no sólo fue director de muchas firmas de servicios de ingeniería del grupo ARA, también fue presidente y vicepresidente de empresas sanitarias, y director de una empresa de leasing. Desde hace unos siete años es director de una empresa neozelandesa de software para la minería, focalizada en geociencia.
Le han dicho que es “el hombre de los mil sombreros”, pero él no se acompleja, porque siente que es útil en las distintas instancias donde participa y de esa forma trata de devolverle al país lo que ha recibido, dice. “Tuve la suerte de estudiar Ingeniería en la época en que era casi gratis y acceder a una profesión maravillosa, que me dio recursos que he podido usar en la vida”, remarca.
Conocimiento local
Elías Arze recuerda que en Chile, a fines de los ’80, el 99% del mercado de las horas hombre para proyectos de inversión se contrataba con empresas de ingeniería chilenas. Cuando llegó la inversión extranjera para la minería, se empezaron a instalar las firmas de ingeniería extranjeras y también comenzaron a comprar a sus pares chilenas. A su juicio, en ese proceso se produjo una pérdida relevante para el país, “porque el conocimiento es un activo importante para su desarrollo, y las empresas de ingeniería tienen conocimiento que se pierde cuando cierran o dejan de trabajar en un determinado mercado”.
Hace ver que “el conocimiento de cómo abordar los proyectos y cómo desarrollarlos en toda su complejidad lo tienen las empresas, y cuando éstas son de propiedad extranjera, las decisiones importantes se toman fuera de Chile, de acuerdo a factores que poco tienen que ver con nuestra realidad”. Por ello, insta a cuidar las empresas de ingeniería chilenas y velar por que tengan trabajo.
En esa línea, resalta también cómo la relación con empresas de ingeniería locales ayuda en una mejor inserción social de industrias como la minería. “Para insertarse de verdad, las compañías mineras tienen que preocuparse de comprar localmente, porque con eso ayudan al desarrollo del país. Para eso la relación con las empresas de ingeniería locales es importante”, subraya.
“Soy optimista”
A partir de los proyectos que hoy se tramitan en el Sistema de Evaluación de Impacto Ambiental, el diagnóstico de Arze sobre la actividad minera es que “está un poco frenada”, porque la cantidad de iniciativas de este sector representan una fracción pequeña del total, que no reflejan la importancia que éste tiene. “Las empresas mineras, por razones entendibles, están siendo cautas”, observa.
– A su juicio, ¿esto no repuntará hasta que decante la discusión constitucional o pasen las elecciones presidenciales?
– Nosotros somos un país minero y vamos a seguir siendo un país en que la minería tiene una importancia grande. Dejando de lado las aprensiones que hay sobre el royalty o las preocupaciones del mundo minero por las restricciones que pudieran venir por el lado ambiental a sus operaciones, al final va a imperar la racionalidad. Y frente a la promesa que el mundo nos ofrece de aumento sin precedentes de la demanda por cobre para la descarbonización y el combate del calentamiento global, en Chile vamos a seguir viendo empresas mineras, chilenas y extranjeras, actuando para beneficio de todos. Soy optimista.
– Respecto del proceso constitucional, ¿cuáles cree usted serán los temas más relevantes que se van a abordar en relación con la minería?
– Lo más probable es que no haya cambios en temas de propiedad minera. Hay que recordar que hubo una propuesta de modificación a la Constitución en el gobierno de Bachelet, que prácticamente no tocaba la propiedad minera. Creo que seguiremos con el esquema de que los minerales son de Chile y que se otorgan concesiones para su explotación. Los principales riesgos para el sector minero van a estar más bien con lo que pueda decirse sobre el uso del agua y el cuidado del medio ambiente. Por eso es muy importante llegar a los convencionales constituyentes con los mensajes que podemos entregar desde el mundo imparcial y técnico, desde instituciones como Voces Mineras, los colegios profesionales, el Instituto de Ingenieros, etc. para tratar que las decisiones que tomen estén basadas en la mayor cantidad de datos objetivos.
– A su juicio, ¿cuáles son los principales desafíos para la industria hoy y en el mediano plazo?
– La industria minera tiene problemas relacionados con la naturaleza de las minas; cada vez es más difícil explotar los minerales que hay y eso tiene complejidades técnicas relevantes. Está el tema ambiental, el recurso agua, que son desafíos para los que hay soluciones y deben abordarse con racionalidad. Por otro lado, está el desarrollo de las tecnologías de información y comunicación. La minería era uno de los sectores más atrasados en incorporar estas soluciones, pero debido a la pandemia ha avanzado mucho en integrarlas. La digitalización viene para quedarse y seguirá creciendo. El que no se digitalice tendrá poca chance de sobrevivir.
Dominga
– ¿Qué le parece la aprobación del proyecto Dominga por parte de la Comisión Ambiental de Coquimbo?
– En ARA WorleyParsons trabajamos en el proyecto Dominga. Creo que es un buen proyecto, pero cometieron el error de elegir hacer el puerto en un lugar inadecuado desde el punto de vista social, habiendo podido elegir otros sitios. Esa es una zona considerada en cierta forma sagrada por el mundo de los ambientalistas. Es un mar de mucha riqueza; para qué arriesgarlo si no es necesario. Sin perjuicio de los controles que se tomen para evitar que haya material particulado que caiga al mar, siempre hay riesgo de accidentes, y por un accidente que ocurra el daño puede ser tremendo.
Obviamente desde el punto de vista económico, al país le conviene que se haga el proyecto, porque necesitamos seguir creciendo. Las demandas de la gente son altas. Pero como hay oposición de las comunidades, lo más probable es que esto termine siendo zanjado por la Corte, que es la peor de las soluciones.
– ¿Cuál debiera ser el mensaje de la minería en este contexto?
– Supongamos que el proyecto se aprueba y parte su construcción, y después viene un recurso ante la Corte y deciden parar el proyecto como pasó con Mina Invierno… Si yo fuera dueño de Dominga, no sé si me atrevería a invertir en esas condiciones. De alguna forma, aquí se trata de asegurar que el proyecto pueda salir adelante, pero la manera no es a través del uso de la autoridad que tiene el Gobierno para “poner la pata encima” a los sectores que se oponen. La solución va por el lado del diálogo y buscar acuerdos.