El “turning point” en el manejo de los relaves en minería
El consultor internacional, Luis Valenzuela, especializado en manejo de relaves, ofreció una interesante charla a los socios de Voces Mineras, sobre las nuevas tendencias en la disposición de estos residuos.
Para el ingeniero Luis Valenzuela, consultor internacional especializado en relaves, estamos ante un “turning point” en este campo, que muestra nuevos conceptos a aplicar en el futuro en relación con la disposición de relaves. Ello, en un contexto en que la industria minera apunta a aumentar sus niveles de producción para responder a la creciente demanda, a la vez que hay una baja en las leyes de mineral, con el consecuente incremento de material a tratar por día y de la cantidad de relaves generados.
El especialista hizo una detallada exposición a los socios de Voces Mineras, ante quienes planteó que todo depósito, aunque haya sido diseñado y operado de acuerdo a las mejores prácticas, está sujeto a una eventual falla, debido principalmente a errores humanos, “eventualidad que se controla aplicando los estrictos modelos de gobernanza de los depósitos de relaves que ha impuesto el Estándar Global de Gestión de Relaves para la Industria Minera (GISTM), los que se están aplicando en la gran minería chilena”, sostuvo.
En ese contexto, recordó el caso del depósito de relaves de Mount Polley, en Canadá, que en 2014 sufrió una falla, liberando 25 millones de metros cúbicos de agua y relaves, catalogado como el peor desastre minero en la historia moderna de ese país. Tras lo ocurrido, el panel forense que investigó en detalle este evento concluyó que, a pesar de que el tranque cumplía con las normas y guías internacionales más estrictas, la falla se debió a una serie de errores humanos en un proyecto que, hasta lo sucedido, presentaba un nivel de riesgo tolerable.
“Cuando la posibilidad de falla implica consecuencias catastróficas, existe el peligro que se tomen decisiones en base a que el riesgo se consideraría bajo según algunas referencias generales”, señaló Valenzuela, haciendo ver el panel forense de Mount Polley confirmó que “los errores humanos estarán siempre presentes, en diferentes niveles y circunstancias, por mucho que se quiera que no existan”.
De acuerdo con el consultor, en el análisis de riesgo, en casos que una eventual falla pudiera traer graves consecuencias, hay que considerar no sólo la presa en sí, sino también la masa de relaves y las características de esta en términos de su capacidad de fluir junto con las aguas existentes en el depósito.
En las conclusiones del panel de expertos que evaluó el siniestro de Canadá, se planteó que la industria debe evolucionar hacia depósitos de relaves que impidan el flujo y descarga de éstos en caso de fallas de la presa. “Para eso habría que eliminar el agua de la superficie del depósito, depositar relaves no saturados, es decir, espesados sin llegar a la saturación, y asegurar condición dilatante, o sea, que reciban algún efecto de compactación. En el fondo, ese panel está indicando que habría que ir a relaves filtrados, o sea, una masa de relaves que no tenga las capacidades de fluir, lo cual teóricamente lo podría cumplir un depósito en pasta”, explicó.
Nuevas tendencias
El ingeniero comentó que el ICCM (Internacional Council on Mining and Metals), al que pertenece la mayor parte de las grandes compañías mineras presentes en Chile, consecuentemente con la preocupación de la industria en relación a los relaves, tomó la decisión de iniciar un trabajo de desarrollo de nuevas técnicas, metalúrgicas, geológicas y otras, que permitan reducir el riesgo de los relaves a través de la disminución de su volumen y de cambios de las características de éstos.
Asimismo, Valenzuela destacó que en esta misma línea existen varias iniciativas de empresas que apuntan a la creación de materiales geoestables, por medio de la combinación de enrocados, otros materiales y el relave, los cuales se podrían mezclar hasta generar una nueva composición. “En Antamina, por ejemplo, están haciendo mezclas interesantes, pero todavía es algo en desarrollo”, acotó.
Según el consultor, la academia en general y la propia industria minera están considerando con interés los relaves filtrados como una solución futura. Hasta ahora la tendencia más usada es la de los relaves espesados, dijo, pero es una alternativa que requiere condiciones geográficas especiales, homogéneas, y de mucho espacio. En tanto, añadió, los relaves filtrados están teniendo una alta aceptación, pero más bien para pequeñas producciones.
Limitaciones
Respecto de los relaves filtrados, el ingeniero observó que la principal limitación está vinculada al tonelaje de relaves filtrados a ser depositados por día. “El problema es logístico, porque si tienes que depositar 100-200 mil toneladas de relaves al día, y además tienes que compactar, es decir, tienes que depositarlos en capas de no más de un metro, y al otro día colocar otras 200 mil toneladas arriba, se genera un problema logístico importante. La Coipa, por ejemplo, hizo alrededor de cuatro depósitos separados…”, sostuvo, puntualizando que la compactación es necesaria, para evitar un comportamiento contractivo y permitir que sea un material estable, aún sin presa de contención y sujeto a sismos.
De acuerdo con estudios de prefactibilidad que se han hecho, esta solución no sería fácilmente aplicable en la zona central del país para depósitos de más de 100 mil toneladas, indicó, “porque no hay espacio suficiente, dado que al mismo tiempo que vas despositando y compactando para que sea estable, están las crecidas de agua, de las que tienes que protegerlos”.
Además, Valenzuela agregó los altos costos que exige un depósito de relaves filtrados. “Uno convencional en la gran minería puede involucrar una inversión mayor; incluso hay casos en que el costo del depósito de relaves supera el tercio del costo de un proyecto minero, dependiendo donde esté localizado”, destacó.
Depósitos existentes
Para Luis Valenzuela, el mayor desafío en Chile lo presentan los depósitos de relaves ya establecidos, especialmente los formados con relaves convencionales, que en su mayoría están ubicados entre la cordillera de Los Andes y en zonas de epicentros de sismos sobre 7,5 grados, existiendo siempre el riesgo latente de un sismo de mayor magnitud.
Comentó que hasta 2010 el comportamiento de las presas de relaves en Chile fue ejemplar. Lamentablemente, ese año ocurrió una falla en el tranque Las Palmas, que colapsó durante el sismo de febrero de 2010, que además de las pérdidas humanas (fallecieron cuatro personas), tuvo un impacto generalizado entre las entidades expertas internacionales. A su juicio, esa presa no debió haber sido aprobada por la autoridad competente.
“No puede subsistir una minería grande como la nuestra permitiendo algunos proyectos que pueden echar abajo todo el prestigio ganado por nuestra industria haciendo las cosas bien. La industria minera tiene que organizarse de alguna manera para tener una especie de autocontrol”, planteó. Junto con ello, lamentó que la contraparte, el Servicio Nacional de Geología y Minería (Sernageomin), tenga sólo tres técnicos para supervisar todos los depósitos de relaves del país. “Necesitamos un Sernageomin técnicamente fuerte”, subrayó.
Respecto de los depósitos existentes, los cuales contienen relaves convencionales con bajo contenido de sólidos, Valenzuela comentó que es posible mejorar el comportamiento del relave en caso de falla, pero que las medidas pueden llegar a ser muy difíciles y caras. Expuso que se podría pensar en algunas medidas como las siguientes, ordenadas de menor a mayor costo y dificultad:
- Evitar ocupar el depósito como embalse de emergencia de agua para proceso.
- Hacer lo máximo que se pueda en desvíos de agua laterales para crecidas de agua razonables (crecidas de 1:100 a 1:200).
- Desviar las crecidas mayores. (lo cual requiere obras hidráulicas mayores).
“Pero sí se puede considerar, además de otras medidas, depositar relaves espesados sobre los relaves convencionales, lo que permite economizar agua, aunque a costa de perder algo de la capacidad del depósito”, concluyó.