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Crisis hídrica y minería

Por María Isabel González, Gerente General de Energética Consultores y Vicepresidenta de Voces Mineras A.G.

Durante las últimas semanas el gobierno decretó emergencia agrícola por escasez hídrica en las regiones de Coquimbo, Valparaíso, O’Higgins y algunas comunas de la Metropolitana. En este contexto, se ha hecho un hábito en algunos sectores culpar a la minería de utilizar importantes cantidades de agua en sus faenas y, por tanto, culpable de la escasez. Sin embargo los datos duros indican algo muy diferente.

Según el informe “Estimación de la demanda actual, proyecciones futuras y caracterización de la calidad de los recursos hídricos en Chile” (2017), encargado por la Dirección General de Aguas (DGA), la distribución de los usos consuntivos del agua a nivel nacional es liderada por el sector agrícola con el 72,3%, le sigue el agua potable urbana con 10,8%, el sector industrial con 6,7% y, finalmente, la minería con solo 3,9%, participación que por lo demás ha disminuido desde el 9% que empleaba este sector en 2011.

Si nos referimos a los consumos de agua de la minería, según un informe de la Comisión Chilena del Cobre, en 2017 éstos se dividieron en 13,26 m3/seg de agua continental, de 3,16 m3/seg de agua de mar y 38,07 m3/seg de agua recirculada. Lo anterior muestra claramente que la minería hace un uso eficiente del agua, ya que su mayor consumo es de agua reciclada, y además el mismo estudio proyecta que la demanda de aguas continentales disminuirá de 13 m3/s en 2016 a 10,8 m3/s a 2027 en beneficio del aumento de la participación del agua de mar.

Más allá de buscar culpables, debiéramos enfrentar este tema como un desafío país, que incluso puede dar espacio a la innovación, la que pasa esencialmente por el desarrollo de nuevas tecnologías y también por el desarrollo de modelos transformadores de gestión. La desalinización de agua de mar, el desarrollo de infraestructura de reciclaje de agua –ambos puestos en práctica desde hace tiempo por la minería–, el aprovechamiento de aguas residuales tratadas para fines agrícolas, industriales e incluso para consumo humano, son ejemplos que debieran multiplicarse.

A través de la innovación y la utilización de tecnologías avanzadas se pueden producir más alimentos utilizando la misma cantidad de agua. Es casi inverosímil que para producir 1 kilo de carne de vacuno se requieran entre 13.000 a 15.500 litros de agua o que para producir 1 manzana se utilicen 70 litros de agua como señala la FAO, organismo especializado en alimentación de Naciones Unidas.

Lamentablemente, frecuentemente se suele olvidar el gran aporte que ha hecho históricamente la minería al país y se la culpa de múltiples perjuicios sin ninguna base seria.

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