De acuerdo con un estudio de Cochilco, Chile pasaría de tener una participación de 23,6% en la producción global de cobre, a representar el 27,3% del total hacia 2034.

Una producción esperada de 5,54 millones de toneladas de cobre es la que proyecta Cochilco para Chile hacia el año 2034. Eso significaría un aumento de 290 mil toneladas en diez años, es decir, un avance de 5,6% respecto de la producción real de 2023, que alcanzó a 5,25 millones de ton. La estimación considera una tasa de crecimiento promedio anual de 0,5%, con un peak en el año 2027, cuando llegaría a 6,07 millones de toneladas.

En el estudio “Proyección de la Producción de Cobre en Chile para el periodo 2024-2034” presentado por Cochilco, se aprecia una tendencia alcista entre los años 2024 y 2027, con una tasa de crecimiento anual de 3,7%. Tras el máximo productivo que se alcanzaría en 2027, se prevén dos años de bajas consecutivas en torno al 1,9%, llegando la producción a 5,55 millones de toneladas en 2029.

Para 2030 se proyecta un leve aumento en la producción hasta 5,73 millones de ton, gracias a la materialización de diferentes proyectos en carpeta. El alza volvería a repetirse en 2031, con un total de 5,82 millones de ton, a partir de lo cual los volúmenes caerían nuevamente, esta vez, a un ritmo de 1,6% anual, para terminar el periodo en cuestión con una cantidad de 5,54 millones de ton en 2034.

Dicha reducción es explicada por la menor producción de las operaciones actuales, tanto de sulfuros como de óxidos, en particular estas últimas, que tendrán bajas progresivas debido a la disminución de sus leyes de mineral.

Por tipo de producto

El estudio da cuenta que las líneas productivas basadas en óxidos de cobre, donde el mineral es procesado mediante lixiviación y recuperado por electroobtención, están mostrando un agotamiento significativo de minerales lixiviables, fenómeno que ya está impactando la producción de cátodos de cobre fino y sugiere una tendencia a la baja en los próximos años.

Se estima que la producción de cátodos SXEW alcanzará su peak en 2025, llegando a 1,23 millones de toneladas de cobre fino. A partir de ese año se proyecta una disminución sostenida. Este segmento pasará de representar el 19,6% de la producción total en 2024 (equivalente a 1,06 millones de toneladas) a tan solo 12,3% en 2034, con cerca de 680 toneladas, lo que equivale a una reducción del 44% en diez años.

En tanto, la producción de cobre refinado en fundiciones se mantendría en torno a 1,2 millones de toneladas anuales durante la década analizada.

En el caso de la producción en concentrados, rondaría los 3,3 millones de toneladas anuales entre 2024 y 2026, previéndose un aumento en los concentrados disponibles a partir de 2027, que superarían los 3,6 millones de toneladas al año.

Participación en el Mundo

De acuerdo con Cochilco, la producción de cobre global tendrá su punto máximo en 2026, totalizando más de 25 millones de toneladas. En ese contexto, Chile tendrá una participación cercana al 23,6%, que se mantendría estable hasta 2029.

“A partir de 2030 la tendencia se invierte y la participación de Chile comienza a aumentar, alcanzando a 27,3% en 2034. Esto posiciona a Chile como un actor relevante que fortalece su posición en el mercado global del cobre durante la última etapa del periodo”, dice el informe.

Si bien en el estudio se señala que este aumento en la participación de Chile ocurre en un contexto de competencia creciente, y se hace referencia a la República Democrática del Congo –cuya producción pasaría de 2,7 millones a 3 millones de toneladas en diez años– y a Perú –que tendría un ligero aumento–, también constata una disminución en la categoría “Resto del mundo”, que se acentuará entre 2030 y 2034.

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