Cobre antimicrobiano en el Aeropuerto de Santiago: una experiencia con buenos resultados
Fue en julio de 2014 cuando el Aeropuerto de Santiago –Arturo Merino Benítez– fue intervenido con aplicaciones de cobre en parte de sus instalaciones. En una iniciativa promovida por ProCobre, que financió el material y la mano de obra, se colocaron láminas de cobre antimicrobiano en las casetas del Departamento de Migraciones y Policía Internacional del terminal, las cuales han permanecido en muy buen estado a pesar del alto flujo de pasajeros en los últimos seis años. Además, destaca un dato no menor: hasta antes del cierre parcial de este paso fronterizo y ya estando la pandemia del Covid-19 en fases 2-3 y 4 en Chile, ningún funcionario de la PDI resultó positivo para coronavirus.
Actualmente hay 79 casetas de control con lámina de cobre antimicrobiano, 36 de ellas en el sector de salida internacional, 36 en el área de entrada internacional, 3 en atención de grupo y 4 en el control de Isla de Pascua, según detalla el subprefecto Claudio Soto, jefe del Departamento de Migraciones y Policía Internacional Aeropuerto.
Pero no sólo estas casetas fueron intervenidas en su oportunidad. También se instalaron cubiertas de cobre en todos los counters de recepción de maletas de las compañías aéreas, así como en cinco totems de información en el hall central del aeropuerto y en los counters de taxis y transporte público del terminal, relata Italo Cantele, gerente comercial de Maestranza Cantele, empresa que participó en este proyecto.
Respecto del material utilizado, explica que éste debe tener un porcentaje mínimo mayor a 60% de cobre para que tenga un resultado bactericida efectivo, “lo que en todos los casos anteriores se cumple perfectamente, incluyendo los procesos de soldadura aplicados”, comenta.
Buen desempeño
De acuerdo con el subprefecto Claudio Soto, en tiempos normales –previos a la pandemia– el promedio diario de circulación de pasajeros en el Aeropuerto de Santiago era de 29.200 personas, con “un promedio mensual de 870.000 pasajeros que ingresan y salen del territorio nacional”. A pesar del alto flujo durante las 24 horas del día, los 365 días del año, y la realización de una limpieza diaria con agua y cloro, además de ser pulidas cada seis meses, las aplicaciones de cobre antimicrobiano instaladas en las casetas de control migratorio se han mantenido casi sin modificaciones durante este tiempo, “sin presentar roturas o desperfectos que pongan en peligro la integridad física de los pasajeros y de los oficiales contralores”, destaca el representante de la PDI.
¿Y qué puede decirse de la condición de salud de los funcionarios que trabajan en las casetas intervenidas con cobre, tienen o no una menor recurrencia de enfermedades o infecciones, ha habido casos de coronavirus en este grupo? Ante esta pregunta, el subprefecto sostiene que no han realizado estudios al respecto, pero sí pueden afirmar de manera tajante que “ningún funcionario dio positivo para coronavirus mientras la pandemia se encontraba en las fases 2-3 y 4, por cuanto los contagios existentes se produjeron después que este paso fronterizo fue parcialmente restringido en la llegada y salida de los vuelos internacionales, impidiendo el ingreso de pasajeros en calidad de turista, en virtud al Decreto Presidencial existente, por cuanto el virus se encontraba circulando en la población”.
Sobre este punto, Italo Cantele asegura que el cobre aplicado en cubiertas y mesones de atención del aeropuerto “permite eliminar en forma natural, y en un modo muy rápido, las posibilidades de generar focos de bacterias en dichas superficies. El riesgo se ha reducido en forma drástica”.
Otras experiencias
No sólo en el aeropuerto de Santiago se han instalado aplicaciones de cobre antimicrobiano. Otros lugares que destacan son la Estación de Metro Santiago Bueras, Fantasilandia, la Estación de Buses Tur Bus de Alameda en Santiago, el Museo Colonial Alemán de Frutillar, la Estación de Buses Interurbanos de Antofagasta, entre otros, menciona Cantele.
Consultado por nuevos espacios que podrían intervenirse con cobre, señala que, en general, se deben evaluar aplicaciones en cualquier lugar que pueda ser un foco de microbios, tales como todos los centros de salud, recintos de enseñanza, transporte público, sitios con gran afluencia de público, restaurantes, laboratorios o empresas de alimentos.
“Un buen ejemplo deben ser las empresas mineras, en todo su proceso productivo; no sólo en las oficinas, sino también en las faenas, donde pueden existir problemas de contagios y enfermedades”, indica. “Lo mejor de trabajar con cobre antimicrobiano es que sus aplicaciones sólo dependen de nuestra imaginación y no son restrictivas”, puntualiza.