Adrián Rivas: “Los clientes tienen que gastar más en ingeniería de los proyectos”
El ingeniero civil, socio de Voces Mineras, advierte que una de las mayores dificultades de la construcción en minería está relacionada con los sobrecostos, “que en gran medida se deben a los problemas de ingeniería que han tenido los proyectos”.
Nació en Chillán, donde cursó sus estudios primarios y secundarios (en el Liceo de Hombres de la ciudad). Se formó en una familia con clara inclinación por lo científico-biológico, dice: su padre era cirujano dentista, su madre farmacéutica, y dos de sus hermanos mayores estudiaron Medicina. Pero su preferencia por las Matemáticas y la Física motivaron a Adrián Rivas a ingresar a la Escuela de Ingeniería de la Universidad de Chile, donde se tituló como Ingeniero Civil.
Aunque inicialmente su intención era especializarse en Ingeniería Nuclear, tras egresar de la universidad entró al Ministerio de Obras Públicas. Allí trabajó en el Departamento de Planificación de Proyectos de la Dirección de Riego y fue tomándole el gusto a la especialidad de Ingeniería Civil.
A poco andar se integró a la Empresa Constructora Belfi S.A, que marcó el inicio de su vínculo con la construcción. En ella estuvo 13 años, desempeñando diferentes funciones: ingeniero jefe de terreno, administrador, ingeniero visitador de obras y, finalmente, director de la compañía. En ese período le tocó participar en diversas obras de infraestructura, tales como la construcción de accesos al puente Malleco, la rehabilitación del embalse El Yeso para el MOP, movimiento de tierras para Refinería Electrolítica N°2 en Chuquicamata, obras civiles Edificio Chancador Primario Colón y Torre de Transferencia para El Teniente, por mencionar algunas.
En 1987 se retiró de la constructora junto a otros dos ingenieros, Roberto Lewin y Mario Urrutia, con quienes fundó la empresa Ingeniería y Construcciones Incolur Ltda., que más adelante pasó a ser sociedad anónima. Al cabo de un tiempo sus dos socios salieron de la firma, quedando Adrián Rivas y familia en la propiedad, que actualmente también integran dos socios minoritarios.
Casado con Mónica López, diseñadora de la Universidad de Chile, son padres de tres hijos: Paula, ingeniera comercial; Rodrigo, ingeniero civil; y Macarena, arquitecta. Ya tienen nueve nietos.
A través de Incolur le ha tocado atender a diferentes clientes industriales, principalmente mineros. Ya sea directamente o en sociedad con otras empresas constructoras (entre ellas, Belfi, Epsa, Cruz del Sur, Cerro Alto, Fe Grande, Iecsa, Cosapi, Conpax), han ejecutado obras de movimiento de tierras, obras civiles, montaje electromecánico, cañerías y de fundición para diversas compañías mineras, tales como, Collahuasi; Quebrada Blanca; Candelaria; Caserones; Codelco para sus Divisiones Chuquicamata, Radomiro Tomic, Ministro Hales, Salvador, Andina, Ventanas y El Teniente; El Abra; Antofagasta Minerals, en sus minas Centinela y Los Pelambres; Escondida; Anglo American, Enami.
“Para las empresas mineras hemos participado en obras tanto de operación, como de inicio y crecimiento. En varias faenas mineras fuimos los primeros en ‘romper la tierra’ en las minas”, comenta.
-Desde su perspectiva de contratista, ¿cuán activa o no está la industria minera hoy?
-La situación hoy día es, para nosotros, razonablemente normal. En este momento tenemos una carga de trabajo adecuada y, en general, nos hemos mantenido. Tuvimos un déficit, unos cuatro a cinco años atrás, un poco antes de la pandemia, pero desde hace un par de años hemos retomado el ritmo de actividad normal.
Estamos informados de que la actividad minera se ha ralentizado, sobre todo la inversión minera nueva, tanto en exploración como en apertura de minas, pero ya existen señales de que la situación se está mejorando.
Hay mucho ruido con respecto a la permisología. Es evidente que hay más dificultades para iniciar un emprendimiento minero que lo que había hace 30 años, pero la verdad es que en ese entonces le echábamos para adelante, sin mirar mucho los impactos. Había grandes emprendimientos mineros que incluso tiraban el relave al mar. Ahora todas las empresas mineras están conscientes de esa situación y están tomando precauciones al respecto.
-¿Qué opinión tiene de los proyectos de ley que se están tramitando en el Congreso que tenderían a aliviar la carga de permisos?
-Creo que están bien encaminados, no solamente para la minería sino para la inversión en general, porque tienden a unificar los diferentes trámites que hay que hacer en los distintos lugares para, por ejemplo, obtener permisos, además del Estudio o la Declaración de Impacto Ambiental, con las municipalidades, seremis, DGA, encargados de medioambiente, etc. Es una buena medida la que se está tomando y ojalá se legisle rápido y se vaya concretando, para evitar que ocurran situaciones de mezclar permisos ambientales con situaciones políticas, como sucedió en el caso del proyecto Dominga desde sus orígenes, que evidentemente es un ejemplo de lo que no se debe hacer.
Ahora, nosotros como contratistas, salvo excepciones, no nos dedicamos a pedir ni tramitar permisos. Eso lo hacen nuestros clientes. Lo que sí puedo decir es que la permisología tiene que estar bien orientada y hay que tratar de concentrar los permisos; que sean una, dos o máximo tres las unidades con las que haya que interactuar y no diez o veinte.
-¿Qué le parecen las estimaciones de la Corporación de Bienes de Capital y de Cochilco, que prevén un ciclo favorable para las inversiones mineras?
-La proyección es buena, positiva, pero no será algo inmediato como sí se puede dar en otros sectores. En la minería, los proyectos necesitan mucho tiempo y se requieren miradas de largo plazo.
Empleo local y presencia de mujeres
-Durante la ejecución de las obras de un proyecto, ¿ustedes como contratistas se relacionan con las comunidades; han tenido dificultades en ese plano?
-El tema de la relación con las comunidades principalmente está radicado en el cliente. Nosotros lo que hacemos es buscar trabajar con personal de la zona y llevarnos bien con ellos, tener buenas condiciones laborales. Las pequeñas empresas locales que nos dan servicios, potencian a la gente local y por eso buscamos trabajar con ellos.
Como ejemplo de relaciones positivas con las comunidades y la incorporación de mujeres en nuestros trabajos, en Alto Hospicio, en coordinación con la Municipalidad, con Compañía Minera Teck y dentro del programa de inclusión femenina de Incolur, organizamos cursos de capacitación para mujeres: “Maestra Segunda en Obras Civiles y Movimiento de Tierras”. De las participantes en el curso, 12 están trabajando en un proyecto que ejecutamos para Teck.
-¿Qué proporción de gente de la zona suele emplearse para un proyecto?
-En general, del orden del 20-30%, aunque hay proyectos en que hemos tenido menos del 10%. Y eso es porque la mano de obra de cierta especialización que vive en las ciudades cercanas a los enclaves mineros, está bien ocupada. Conseguir gente en Calama, por ejemplo, no es fácil, porque es un distrito minero potentísimo, es decir, hay mucho trabajo para la minería ahí.
-¿El mandante suele requerir que se contrate una mínima cantidad de personal local o de mujeres?
-Hay algunos contratos en que se establece eso, pero no es la generalidad. El cliente puede exigirlo, pero si no hay gente local, hay que traer de otro lado. Por supuesto que a nosotros como constructora nos interesa y nos conviene que la gente, con la especialidad correspondiente, sea de la zona, pero no siempre es posible.
-¿Ustedes han aumentado la contratación de mujeres?
-En la empresa hemos ido aumentando nuestra proporción de mujeres en forma importante. Hoy debe ser cercana al 10%. En la planta tenemos un 18% de mujeres.
-Desde su experiencia, ¿qué les ha aportado la presencia femenina?
-Tenemos muchas profesionales que están contratadas para trabajar en las obras mineras. Las hemos ido incorporando en las oficinas técnicas, departamentos de seguridad, de administración y también en terreno, aunque en menor proporción. Hay preferencia de las mujeres en especialidades como las de seguridad, donde tenemos varias expertas en seguridad.
-¿Han notado algún impacto positivo?
-La relación es mejor; se mira a las mujeres de una manera distinta. Al trabajar e intercambiar opiniones sobre el trabajo en forma permanente, los hombres y las mujeres se ven cada vez más como pares, sin importar el cargo que desempeñen. Por otra parte, en la empresa hay programas para favorecer el buen trato y la sana convivencia.
Ingeniería y Construcción
-¿Cómo es el mercado de las empresas constructoras en Chile? ¿Está dominado por firmas chilenas o hay más extranjeras? ¿Han ocurrido muchas adquisiciones/fusiones como sucedió en el área de la ingeniería?
-En la construcción de obras para la minería hay pocas empresas extranjeras que estén haciendo trabajos en Chile. Hay algunas como Techint o Vial y Vives. No ha pasado lo que ocurrió con las empresas chilenas de ingeniería que redujeron sustancialmente su participación, a las que, dicho sea de paso, se echan de menos, porque cuando había problemas de proyecto en las obras, las soluciones eran mucho más rápidas.
Además, porque uno de los problemas graves que ha tenido la construcción en minería está relacionado con los sobrecostos, que en gran medida se deben a los problemas de ingeniería y de diseño que han tenido los proyectos. Podría dar muchos ejemplos de proyectos que han sido cambiados en forma importante, afectando fuertemente los programas, generando muchas dificultades en la relación de las empresas constructoras con los clientes.
Las modificaciones que se hacen a los proyectos ha sido uno de los problemas más importantes que hemos tenido nosotros en la construcción de obras.
Otro problema que está ocurriendo en los proyectos por parte de algunos clientes, es el incumplimiento del programa de suministro de equipos, que también conlleva problemas de programas, afectando la relación con los clientes.
-¿Cómo se resuelve esta situación?
-Los clientes tienen que gastar más en ingeniería, ir más al detalle, para no tener dificultades posteriormente.
Hay ejemplos importantes de proyectos grandes, como el de Quebrada Blanca, que es uno de los proyectos terminados cuyo valor subió en demasía, por no mencionar los que están inconclusos aún, entre los cuales Codelco tiene varios.
-Así como Chile exporta ingeniería, ¿exporta también construcción?
No sé si Chile esté exportando mucha ingeniería de proyectos. Lo que puedo decir es que hay muy buenas empresas constructoras de proyectos mineros en Chile y de un alto nivel técnico. Los clientes valoran eso, lo que hace que varias estén trabajando en proyectos mineros en Perú, por ejemplo.