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Minería en Bolivia: un sector con potencial, pero con restricciones para crecer

A partir de su experiencia minero-empresarial en el vecino país, el ingeniero Sergio Romo explicó cómo se hace minería en Bolivia, las oportunidades que ofrece ese mercado y las restricciones que lo limitan.

Minera San Cristóbal, Potosí, Bolivia.

“Bolivia tiene la potencialidad de transformarse en un país de clase mundial en producción minera”. Así lo planteó Sergio Romo, presidente ejecutivo de la empresa boliviana Comercializadora de Minerales Viacha, quien ofreció una charla sobre la Minería en Bolivia a socios de Voces Mineras (VVMM). Ingeniero Civil de Minas chileno, desde la década de 2000 incursionó en la industria minera del vecino país, respecto de la cual advirtió que su oportunidad de desarrollo podrá fructificar en la medida que se otorgue la seguridad necesaria a la ejecución de los proyectos.

Romo participó en la creación del Consejo Empresarial Binacional Bolivia-Chile, del cual es actualmente vicepresidente del Capítulo Boliviano. Después de trabajar en Chuquicamata como subjefe de la Planta de Lixiviación (1975 a 1977) y en Minera Sagasca S.A.(Iquique) como superintendente de Planta (1977 a 1980), se independizó, liderando la creación de varias empresas mineras en Chile y Bolivia. Hoy encabeza Viacha S.A., que opera diversos proyectos mineros en Bolivia, de producción y exportación de concentrados de zinc, plomo y plata.

Durante su exposición, el profesional destacó la fuerte vocación minera de Bolivia, pero es un país en que “está todo por hacer”, dijo. En ese sentido, mencionó que su territorio tiene un bajo nivel de exploraciones y existen muchas áreas donde se puede explorar. Sin embargo, también hay importantes restricciones –normativas, socioculturales, tributarias y de infraestructura– que afectan el crecimiento de la minería.

Sergio Romo, al centro, junto a Sergio Jarpa y Pascual Veiga, durante la presentación a los socios de VVMM.

Cifras

Dando un repaso a las estadísticas, el expositor invitado por Voces Mineras informó que el año pasado la minería representó el 62% de las exportaciones totales de Bolivia, alcanzando un monto de US$6.689 millones. La cifra del 2024, no obstante, debiera corregirse a la baja –acotó– hasta unos US$4.500 millones, dado que la anterior incorpora información dudosa de las exportaciones de oro.

Al respecto, explicó cómo las ventas de oro desde Bolivia, que promediaban alrededor de US$200 millones entre los años 2000 y 2012, se elevaron significativamente en la década siguiente, llegando a US$3.000 millones en 2022, es decir, se multiplicaron 15 veces, sin que se hayan desarrollado proyectos que respalden del todo ese incremento de producción.   “Las exportaciones de oro están grabadas solamente con un 2% de derechos de exportación y las cooperativas no pagan impuesto a las utilidades”, detalló.

Según Romo, este volumen de exportaciones no se repetirá este año, debido a una nueva norma que obliga que las ventas de oro se realicen a través del Banco Central. Dicha medida impactó inmediatamente en el volumen exportado, proyectándose un monto de alrededor de US$1.000 millones para los envíos de oro del 2024.

Excluyendo el oro, las exportaciones mineras de Bolivia son lideradas por el zinc (42% del total en 2022), seguido de la plata (25%) y el estaño (16%). Por departamento, el que encabeza la producción minera (incluyendo el oro) es Potosí, el cual representa el 42% del total. Después viene La Paz, con el 39%. Un tercio de la producción de zinc lo aporta la minera privada San Cristóbal, que a su vez produce el 58% del plomo y el 37% de la plata en el vecino país.

Consultado por el litio, el ejecutivo indicó que Bolivia ha invertido más de US$1.000 millones en su desarrollo, pero los esfuerzos han sido infructuosos. Puntualizó que la evaporación es mucho más lenta y existen dificultades asociadas a la relación magnesio-litio de las salmueras. Añadió que están probando tecnologías de extracción directa de litio con intercambio de iones.

Minera San Cristóbal aporta un tercio del zinc, el 58% del plomo y el 37% de la plata que se produce en Bolivia.

Marco regulatorio y tributario

El presidente ejecutivo de Viacha S.A. también describió el marco normativo que regula la minería en Bolivia, explicando que las concesiones mineras se solicitan por vía administrativa ante la autoridad jurisdiccional minera, y después de consultas públicas y otros, debe ser autorizada por la Cámara de Diputados. “El tiempo real actual del trámite es de unos cinco años. Así como en Chile, allá también la permisología es un problema”, señaló.

Recordó que el ex Presidente Evo Morales cambió completamente el régimen minero, estableciendo que las concesiones mineras no pueden ser objeto de ningún tipo de transacciones como venta, arriendo, cesión ni asociación, y tampoco son heredables.

Más tarde, para mitigar el efecto restrictivo de esta disposición, la autoridad definió que todos los titulares de concesiones mineras debían ser Sociedades de Responsabilidad Limitada, ordenando la migración de los contratos suscritos por personas naturales. A partir de esa fórmula se dio la posibilidad de que nuevos socios ingresen a la propiedad minera, sin vender, pero vía aumentos de capital. Aunque inicialmente se estimó que esta migración demoraría seis meses, llevan varios años en este proceso, todavía sin terminarlo.

En cuanto al sistema impositivo, si bien la tributación general es del 25% sobre las utilidades de las empresas, en el caso de la minería la tasa asciende al 37,5% más la regalía minera, y esta última no es deducible de costos. “La regalía minera es variable, porque depende de los precios, la ley mineral, entre otros, pero es del orden de un 6,2% del valor de las ventas. Se destina en un 85% al departamento de origen de la exportación y en un 15% al municipio respectivo”, indicó Romo.

La presentación se hizo en un almuerzo de socios de Voces Mineras.

Debilidades y fortalezas de la minería boliviana

Además de la carga tributaria, el ingeniero sostuvo que las principales debilidades de la minería boliviana son:

  • La falta de certeza jurídica. Hizo mención a casos como el de Quiborax, empresa chilena que se asoció con otra de Potosí para operar en el salar de Uyuni, emprendimiento que fue expropiado por el gobierno, que no quería capitales chilenos en la zona, y que significó una demanda de Quiborax en el CIADI, la cual ganó después de 10 años.
  • La existencia de doble institucionalidad: una oficial del Estado Plurinacional y otra de las comunidades ancestrales. Además, hay ausencia del Estado en áreas alejadas.
  • Ello redunda en interferencia de fuerzas sociales locales en la toma de decisiones, las que deberían ser básicamente técnico-económicas.
  • En zonas mineras importantes hay muy bajo o nulo nivel de infraestructura de servicios.
  • Poca disponibilidad de personal especializado.

Como contrapunto, Romo destacó también las principales fortalezas:

  • Gran potencialidad geológica, tanto en el sector andino como en la zona oriental (escudo brasileño).
  • Territorio con un bajo nivel de exploraciones. “La profundidad de la mayoría de los sondajes que se han hecho es de 200-300 metros, es decir, superficiales. Todavía están en la zona de vetas”, observó.
  • Recursos mineros de buena calidad. “En nuestras plantas las leyes promedio que procesamos son de 12% en zinc, 4% en plomo y 150 gramos en plata. Si las llevas al equivalente en cobre, son superiores al 5%”, dijo.
  • Existe menos competencia y presencia de actores internacionales, lo que representa una oportunidad interesante de negocios mineros.

 

Vea la presentación de Sergio Romo aquí:

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