Tratado minero Chile Argentina: Una oportunidad para los proveedores chilenos
En esta columna, publicada en Minería Chilena, el director ejecutivo de Aprimin, quien además es socio de Voces Mineras, destaca que este Tratado cobra hoy una importancia decisiva, por lo que es de interés destacar los beneficios que traerá para los proveedores chilenos.
Por Sergio Hernández, director ejecutivo de la Asociación de Proveedores Industriales de la Minería, Aprimin. Columna publicada originalmente en Minería Chilena
Hace unos días se han cumplido 40 años del Tratado de Paz y Amistad entre Chile y Argentina, bajo la mediación del Vaticano, representado por el Cardenal Antonio Samoré. Cabe destacar que en el sector minero ese Tratado tuvo una consecuencia privilegiada: en 1997 los Presidentes Eduardo Frei Ruiz Tagle y Carlos Saúl Menem suscribieron el Tratado Minero transfronterizo, instrumento legal único en el mundo, que permite el desarrollo de proyectos y labores mineras cuyos yacimientos y/o instalaciones ocupen parte de los territorios de ambos países.
En mi calidad de subsecretario de Minería en ese tiempo, me correspondió participar activamente en las negociaciones que llevaron a feliz término ese Tratado, pudiendo testimoniar que, junto al subsecretario de Minería argentino de la época, Daniel Meilán, gran artífice de este objetivo y luchador incansable por el desarrollo de la minería metálica argentina, recientemente fallecido, tuvimos muchas coincidencias en lo específicamente minero, centrándose más bien nuestras preocupaciones en la solución de las diferencias con organismos de ambos países, como los servicios de impuestos, de aduanas y las direcciones de fronteras y límites, entre otros.
Es así como se discutía cómo distribuir los impuestos de renta y otros, cómo regular la importación y exportación transitorias de bienes e insumos mineros de un país al otro y su reinternación, los límites claros de las fronteras, las facilidades para el tránsito binacional de trabajadores, dónde se instalaba la enorme infraestructura, como plantas, relaves, depósitos, etcétera y, en fin, numerosas situaciones que debían ser solucionadas para permitir el desarrollo de la minería transfronteriza, sin perjuicio que muchos de esos problemas los resuelven los protocolos de cada proyecto. Primó el espíritu de fraternidad y beneficio económico y social que la minería entrega a ambos pueblos, lo que culminó con la referida firma del Tratado Minero Binacional.
Este Tratado cobra hoy una importancia decisiva, por lo que es de interés destacar los beneficios que traerá para los proveedores chilenos, en momentos en que se vislumbra, ahora sí, estimo de manera clara en Argentina, al amparo de la nueva ley de Régimen de Incentivo a las Grandes Inversiones (RIGI), la próxima explotación a gran escala de la minería metálica de cobre, la de litio y otros minerales en la frontera argentina, y con yacimientos que comparten ambos territorios soberanos, en que además hay algunos con sinergias con yacimientos ubicados en territorio chileno.
Siendo un hecho que, cuando un país aumenta a gran escala su producción minera, como se anticipa en Argentina, no posee suficiente masa crítica ni suficientes especializaciones y tecnología de proveedores para atender esas necesidades, surge una buena oportunidad para los proveedores chilenos de la minería, vastamente calificados en todas las áreas de apoyo que requiere este sector, para buscar asociaciones con proveedores argentinos y aprovechar las oportunidades de crecimiento y diversificación que se nos presentan. Como en Argentina existen regulaciones y un régimen de aprobación de proyectos federal, en que son los gobiernos regionales los que fijan las condiciones para el desarrollo de proyectos mineros, en Aprimin hemos tenido ya varias reuniones con la Cámara de Proveedores Argentina (CAPMIN), estando ambos gremios interesados en avanzar hacia trabajos conjuntos.
Estamos seguros de que este impulso de la minería metálica argentina nos trae buenas y variadas oportunidades de crecimiento para los proveedores mineros chilenos.