Royalty, Minería Verde y el futuro de los Territorios Mineros
Escrito por Víctor Pérez, profesor de Minería Sustentable de la Facultad de Ingeniería y Ciencias de la Universidad Adolfo Ibáñez, socio de Voces Mineras; publicado originalmente en Minería Chilena
Durante abril recién pasado, ocurrieron una serie de eventos muy relevantes para el sector minero y nuestro país.
Por un lado, el gobierno anunció la esperada Política Nacional del Litio.
Complementariamente, Corfo anunció la adjudicación del Instituto de Tecnologías Limpias (ITL) al consorcio ASDIT, liderado principalmente por instituciones nacionales que operan en la región de Antofagasta.
Junto a lo anterior, durante abril, miles de profesionales y técnicos de todo el mundo, relacionados con la industria del cobre, se dieron cita en nuestro país convocados por el Centro de Estudios del Cobre (Cesco), confirmando a Chile como el epicentro mundial en materias relacionadas con el metal rojo, y, sobre todo, posicionando al cobre, y hay que reconocer también al litio, como elementos fundamentales para hacer frente a los desafíos y urgencias que nos impone la crisis climática en nuestro planeta.
El exitoso término de la semana Cesco se dio en un contexto donde Chile se posiciona, como nunca antes en su historia, como candidato natural para ser líder mundial en Minería Verde, en circunstancias en que se espera que la demanda del cobre se duplique, a más de 50 millones de toneladas, desde las actuales 25 millones, hacia el año 2050.
Durante el mismo mes de abril, en un seminario organizado por la International Copper Assotiation (ICA) y la Corporación Alta Ley, se presentó la hoja de ruta hacia la descarbonización de la industria del cobre en nuestro país y en el mundo, con antecedentes que avalan que más de dos tercios de las soluciones tecnológicas que implementará la humanidad para lograr la carbono neutralidad a 2050 utilizarán cobre, mientras que la industria del cobre en total representa solo el 0,2% del total de CO2 que emite el mundo cada año.
La realidad en que vivimos como humanidad es clara: sin cobre, y sin minería del cobre, y sin minería del cobre en Chile, no vamos a poder hacer frente a los desastrosos efectos del cambio climático.
Todo indica que tampoco el reciclaje de cobre será la solución, dado que, en el mejor de los escenarios, las fuentes de cobre provenientes de fuentes denominadas secundarias llegarían al 40% del total de oferta disponible hacia fines de 2050, y, por lo tanto, resulta fundamental avanzar hacia una Minería Verde del cobre.
¿Pero qué es Minería Verde y cómo se explica que un sector industrial que ha ido perdiendo la legitimidad social en el último tiempo en nuestro país se atreva a posicionarse como líder mundial en este espacio, y proponga sentar las bases para un crecimiento sostenible de largo plazo para nuestro país?
Si bien es cierto el concepto de Minería Verde se acuño en Finlandia hace décadas, cuando este país se propuso avanzar hacia una minería basada en el conocimiento; en Chile, distintos actores políticos, industriales, académicos, científicos, emprendedores y comunidades radicadas en las regiones mineras, entre otros, consensuaron el entendimiento de Minería Verde como aquella que busca la incorporación de tecnologías y modelos de gestión que promuevan un muy bajo impacto ambiental, en consumo hídrico, generación de residuos y emisiones, transparentando sus consumos e impactos, gestionando y cuidando los ecosistemas donde opera, buscando permanentemente la eficiencia energética y potenciando la economía circular, las energías renovables y la trazabilidad de manera transparente, comprometiéndose a insertarse profundamente en los territorios donde operan, para abrir espacios para la participación de las capacidades locales en los procesos de creación de valor, para que estos desafíos sean trabajados abiertamente y de manera colaborativa.
Lo anterior, busca impulsar el desarrollo de encadenamientos productivos con alta especialización en nichos de valor y contenido tecnológico, lo que permite promover soluciones para una Minería Verde bienvenida por sus territorios y también los mercados.
Todo este contexto se da en un momento decisivo para la minería y nuestro país. Las importantes decisiones que se tomarán entre el gobierno, el mundo político y la industria minera en relación al royalty serán fundamentales para la concreción de que Chile se convierta en un país líder en Minería Verde, en una industria que aporta más del 10% del PIB de forma directa y más del 30% de la producción de cobre a nivel mundial. En resumen, la minería del cobre de Chile es fundamental para que nuestro país logre cerrar las brechas de desigualdad social y desarrollo económico, y que el mundo logre ganar la batalla contra el cambio climático.
Según las últimas indicaciones que se han recibido por los actores que se encuentran negociando esta temática, todo indica que un potencial acuerdo de royalty para el sector se situaría entre un 42 y 47% como carga tributaria total, considerando un escenario conjunto de royalty, el impuesto de primera categoría, e impuestos finales (impuesto adicional) calculados bajo una lógica de distribución del 100% de distribución de las utilidades a los accionistas.
Es importante señalar en este análisis que la carga total tributaria equivalente en los principales distritos mineros similares con los que compite nuestro país por atraer inversiones es en promedio de un 44%. Este porcentaje es un referente muy relevante por el consecuente impacto que el Proyecto de Ley de Royalty tiene para la industria minera que opera en Chile, en términos de competitividad internacional.
Sin embargo, más allá del propósito de tratar de capturar en el corto plazo rentas fiscales que permitan hacer frente a las urgentes necesidades de nuestro país en materias como educación, salud y pensiones, entre otras, resulta fundamental destinar parte de estas rentas al fomento de la formación de capital humano especializado para los desafíos que requiere una Minería Verde, además de fomentar el emprendimiento, investigación y desarrollo tecnológico aplicado en los desafíos que justamente se traccionan desde el propósito de convertir a Chile en líder mundial en Minería Verde.
Este propósito abarca un encadenamiento de sectores que sin duda desbordan al minero, y que tienen un fuerte arraigo hacia un modelo de innovación tecnológico descentralizado y cercano a los territorios y sus comunidades donde se generan las riquezas mineras que exporta nuestro país.
Debemos dejar atrás la visión cortoplacista de ordeñar una vaca minera ilimitadamente, ya que, si no la cuidamos, simplemente desaparecerá con impredecibles costos para nuestro país y la humanidad. Esto implica, entre otros aspectos, generar las condiciones para fomentar la Minería Verde e implementar instrumentos desde el Estado que abarquen permisos ambientales, certidumbre tributaria y estabilidad institucional.
Pero, además, apoyar a esta industria en los desafíos y oportunidades que presenta a través de mayores inversiones desde el mismo Estado, de manera de fomentar desarrollos tecnológicos aplicados que se hagan cargo de estos desafíos y oportunidades que presenta Chile y su minería del cobre y otros minerales, con la participación activa del mundo privado, académico, centros tecnológicos, fondos de inversión, comunidades y sus territorios, entre otros actores, al igual como lo realizan países mineros como Australia, Canadá y Sudáfrica.
Lo descrito anteriormente permitiría además generar y asegurar las condiciones de rentas para el Estado en el mediano y largo plazo, desde un sector minero sostenible y legitimado por toda nuestra sociedad, generar un circulo virtuoso para nuestro país a través del propósito que genera la Minería Verde como plataforma de desarrollo sin precedentes en la historia de Chile.
La inmensa riqueza de minerales que posee nuestro país debe ser abordada por todos los chilenos y chilenas como una tremenda responsabilidad y no como una casualidad. Debemos comprometernos por hacer más y mejor minería, dejando de apretar los pedales de aceleración y freno de manera indiscriminada hacia la minería.
Debemos encontrar una dirección correcta, con celeridad y de manera consensuada como país, de manera de hacernos cargo de la responsabilidad que tenemos por asegurar el suministro responsable de minerales esenciales para la humanidad y las futuras generaciones de nuestro Chile, la región y el mundo.
Durante abril pasado, y durante la cena Cesco, tuvimos un momento culmine, cuando su principal oradora, Olivia Lazard, de Carnegie Europe, presento los impactos geopolíticos que produce la crisis climática y los riesgos de conflicto y fragilidad que vive y vivirá nuestra sociedad vinculados a este desafío y el colapso del medio ambiente.
Lazard fue enfática en señalar del poder de super héroes y responsabilidad mayor que tiene la industria del cobre, y en particular Chile, en proporcionar las toneladas de metal rojo que la humanidad requiere de manera sostenible para hacer frente al desafío del cambio climático.
Como país, podemos convertirnos en los villanos, aquellos que ordeñan la vaca de la minería sin cuidado y que terminan por destruirla, o bien, los super héroes del mundo, aquellos que promueven y se comprometen por una Minería Verde desde los territorios hasta los círculos más altos del poder. Tengo una profunda convicción de que como país ya elegimos lo segundo.