El Futuro del Cobre
La primera semana de abril, como todos los años, se realizó en Santiago la Conferencia Mundial del Cobre, espacio donde se juntan los distintos actores de la industria. De las diversas presentaciones que se realizaron durante la jornada puedo concluir lo siguiente:
Comparado con la situación de oferta hace un año y a causa de expectativas del alza en el precio, hoy se esperan para los próximos 5 años un millón de toneladas más en la producción del cobre. De igual manera, en el mismo período, se espera que decaiga al 2% anual el crecimiento esperado de la demanda, el cual había llegado a un promedio del 2.5% en los últimos 5 años.
La demanda de cobre refinado fue de 23,6 millones de ton el año 2018; sin embargo, la forma de llevar esta estadística no refleja los consumos reales de los países debido a que no se toma en cuenta el uso del cobre en productos finales. De hecho, China (que es el mayor consumidor de cobre refinado) exporta un 30% de éste en bienes de capital y de consumo al mundo: hay muchos países que no tienen un consumo de cobre refinado porque no tienen plantas de semis que fundan cátodos, pero sí usan cobre en sus múltiples formas de usos finales como en electrodomésticos, autos, computadores, celulares, y en la construcción de casas alambres, cables, conectores y cañerías, etc.
Con estas proyecciones el mundo requerirá la misma cantidad de cobre en los próximos 25 años que lo que usó en los últimos 500; además, podemos esperar un aumento en el precio a 3.05 USD/lb en 2019 y 3.08 USD/lb en 2020.
Aunque todo parece mejorar para la industria, en los próximos 10 años se espera un déficit de 10 millones de ton por la falta de proyectos concretos. A nivel mundial se espera que el 90% de los nuevos proyectos produzcan concentrados, lo que generará una ola de nuevas inversiones en fundiciones y refinerías de clase mundial en los mercados de consumo. Mientras nosotros seguimos empantanados con 7 fundiciones que tienen el triste récord de estar entre las más contaminantes, caras e ineficientes del mundo. Una política de estado proactiva en esta materia, con un modelo de negocios apropiado, podría cambiar esta realidad atrayendo la inversión extranjera y la tecnología necesaria para tratar y refinar gran parte de los concentrados que se producen en el país.
Dadas las macrotendencias de una creciente urbanización, la transformación energética, la digitalización, automatización y la movilidad eléctrica es el cobre el que tiene el futuro más promisorio de todos los metales. Para poder desarrollar estas nuevas tecnologías se necesitan elementos como lo son el cobre, el litio y el cobalto y Chile sigue siendo uno de los destinos preferidos para la exploración e inversión minera.
Está fuera de discusión la necesidad y la conveniencia de un desarrollo sostenible de la minería; se aprecia una convergencia de los principales actores en esta línea y un deseo de liderar proactivamente esta tendencia. Destaco aquí un ejemplo claro de desarrollo sostenible: Anglo por un lado maximiza el uso y la recirculación de su agua industrial del tranque de relaves “Las Tórtolas” desarrollando un proyecto para cubrir todo el espejo de agua y así evitar la evaporación; además, aprovecha esa cubierta para instalar paneles fotovoltaicos y generar energía eléctrica limpia. ¡Genial!
Todos destacan la necesidad de innovar para disminuir el carbon footprint, reducir el consumo de agua, aumentar la eficiencia energética, hacer más seguro y amigable el lugar de trabajo, incorporar masivamente a la mujer en las labores mineras, producir relaves espesados, lixiviación de sulfuros primarios, bulk sorting, aumentar la productividad, etc. Para lograr estos objetivos la transformación digital (digitalización, automatización e integración) juega un rol fundamental.
El gobierno de Chile está asumiendo una actitud proactiva en fomentar los diferentes aspectos de un desarrollo sostenible para la minería en el país y está impulsando en esta línea, entre otros, el tratamiento de los relaves con un programa de remediación de depósitos abandonados y el fomento al reprocesamiento con alternativas económicas e innovación, pudiendo transformarse en líder mundial en esta materia.
Termino con la visión optimista de Robert Friedland (Ivanhoe), que en conjunto con capitales chinos está desarrollando en el Congo con bajas inversiones, las minas de cobre más grandes y de altas leyes que se hayan conocido y Javier Targhetta (Freeport) que basados en las macrotendencias ya descritas y en el hecho de que la OMS considera la polución del aire el mayor riesgo medioambiental a la salud humana, existirán las regulaciones necesarias para una vida saludable que implicará el uso masivo de cobre y otros metales, por lo que no sería extraño encontrarnos en los próximos 10 años con precios de 10000 y 12000 USD /ton de cobre.
Muy bueno y aclaratorio el comentario de Jurgen!!!!