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Chuqui Subterráneo: Desafiante pero necesario

El proyecto Chuquicamata Subterráneo y los desafíos que tiene por delante son abordados por Sergio Jarpa, presidente de Voces Mineras A.G., en una columna de opinión publicada en Minería Chilena.

La actual explotación a rajo abierto de Chuquicamata ha superado los mil metros de profundidad, lo que hace no económico continuar con dicho método, debido al aumento de la razón estéril a mineral y de la distancia de transporte, además de probables derrumbes. Sin embargo, este rico yacimiento se extiende en profundidad por otros mil o más metros, con altos contenidos de cobre y molibdeno, por lo que se hace imprescindible una explotación subterránea para la extracción de mineral, sin tener que remover estéril.

Debe eso sí tenerse en cuenta que este yacimiento tiene una característica geológico- estructural única: la existencia de la gran falla Oeste, la cual presenta serios desafíos en cuanto a estabilidad de los túneles y de contaminación del mineral de mayor ley con estéril, fenómeno conocido como dilución.

Los primeros estudios sobre una posible explotación subterránea de los sectores profundos y de alta ley de Chuquicamata se hicieron con Bechtel a principios de los años ‘80, como parte del Estudio de Alternativas de Desarrollo de Chuquicamata, del cual fui Jefe de Proyecto, y que consideraba una explotación sin hundimiento, pero de bajo tonelaje y simultánea con el rajo.

Posteriormente, a fines de los años ‘90 se iniciaron los estudios para el gran proyecto Chuqui Subterráneo por hundimiento o block caving, tal como lo conocemos hoy y que implicará el término de la explotación a rajo abierto. Como se puede deducir, ha sido un largo camino con diferentes gerentes de proyecto y administraciones, con varias reformulaciones en cuanto a mayores inversiones y plazos.

Hoy estamos en presencia de la inauguración de Chuqui Subterráneo, coincidente con el inicio del hundimiento del primer bloque, aun cuando el sistema de extracción por correas transportadoras no estará listo antes de fin de año. Se espera que en la segunda mitad de 2019 Chuquicamata Subterráneo aporte unas 5.000 tpd de mineral, de las 170.000 que procesa la planta concentradora.

Pero este aún largo camino por recorrer presenta desafíos no menores, entre ellos:

• Cumplir el programa de puesta en marcha, que contempla llegar a 100.000 tpd en 2023 y a plena capacidad de 140.000 tpd al 2025.

• Extender lo más posible la coexistencia con la explotación a rajo abierto de Chuqui, lo que permitiría mantener a plena capacidad la planta concentradora, sin bajar significativamente la ley de cobre al tener que recurrir a materiales de stocks.

• Alcanzar los niveles de productividad y costos supuestos en el cálculo inicial de los indicadores de rentabilidad del proyecto, muy distantes de los actuales, lo cual requerirá cambios estructurales en cuanto a cantidad y perfil técnico del personal, además de remuneraciones y beneficios de mercado.

• Evitar nuevos incrementos de la inversión, la que ya casi ha duplicado la estimación inicial.

• Superar posibles problemas técnicos como el de la dilución ya mencionado y el del estallido de rocas, presentado en el Proyecto Nuevo Nivel Mina de El Teniente.

Como conclusión, el corte de cinta, siendo importante y simbólico, es solamente el inicio de un largo y desafiante camino para llegar a la meta, aún muy distante.

También puede leer la columna aquí: http://www.mch.cl/columnas/chuqui-subterraneo-desafiante-pero-necesario/

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